— Redacción El Tiempo 03/12/2025
La inclusión en salud no se limita a contar con hospitales, personal médico o programas gubernamentales. Significa que todas las personas puedan recibir servicios, información y participar en decisiones sobre su bienestar sin enfrentar obstáculos sociales, económicos o burocráticos.
Pese a que países como México han fortalecido la legislación para garantizar este derecho, la forma en que la ciudadanía vive el acceso al sistema sanitario todavía enfrenta importantes desafíos.
El Health Inclusivity Index (HII), presentado en México por Haleon junto con The Economist Intelligence Unit y University College London, evaluó los sistemas de salud de 40 naciones —incluyendo seis de América Latina— para medir su nivel de inclusión y cómo esto repercute en la vida cotidiana.
Una generación sin un lugar claro dentro del sistema
El estudio revela una brecha que afecta especialmente a adolescentes y adultos jóvenes. Los datos muestran que la Generación Z es la que más excluida se siente del sistema de salud a nivel global.
El análisis destaca que existen políticas fuertes orientadas a la niñez y programas específicos para las personas mayores; sin embargo, quienes se encuentran entre los 13 y los 28 años quedan fuera de estas categorías protegidas.
Esto provoca dificultades para acceder a servicios básicos, para recibir acompañamiento al pasar de la atención pediátrica a la de adultos, e incluso para entender cómo funciona el sistema cuando ingresan a su primer empleo.
Desinformación y obstáculos cotidianos
Otro problema identificado es la falta de conocimiento sobre cómo opera el sistema de salud, lo que termina reduciendo el uso de los servicios disponibles.
Según el estudio, 7 de cada 10 personas han tenido alguna barrera al buscar atención: tiempos de espera prolongados, escasez de citas o trámites como no contar con la CURP o comprobante de domicilio.
Aunque estas fallas afectan al conjunto de la sociedad, su impacto es mayor en quienes dependen del sistema por primera vez.
A esto se suma que las y los jóvenes buscan información sobre salud principalmente en internet, mientras que la información oficial suele ser técnica, complicada o poco amigable. Como consecuencia, la generación Z reporta menos seguridad al tomar decisiones relacionadas con su salud.
Quién experimenta mayor exclusión
El HII también identificó a otros grupos que enfrentan más barreras: poblaciones marginadas y personas con enfermedades crónicas.
En entrevistas realizadas a más de 42 mil personas, quedó claro que factores como orientación sexual, identidad de género, peso o religión pueden influir en el trato recibido dentro del sistema de salud y aumentar la sensación de exclusión.
Cómo lograr que se sientan incluidos
El informe señala que la inclusión en salud no es responsabilidad exclusiva del gobierno o del sector médico. Escuelas, empresas, familias y comunidades deben involucrarse en proporcionar herramientas que permitan a las personas gestionar su salud desde edades tempranas.
Crear estrategias dirigidas a adolescentes y jóvenes —incluyendo educación en salud y acceso a información clara y confiable— es clave para cerrar la brecha entre lo que dicen las políticas y lo que realmente experimentan quienes buscan atención.
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