— Redacción El Tiempo 03/12/2025
¿Estás pensando en comprarle un teléfono inteligente a tu hijo preadolescente esta Navidad? Tal vez valga la pena reconsiderarlo: un nuevo estudio advierte que dar un smartphone a un menor de esta edad podría afectar negativamente su salud física y mental.
De acuerdo con investigadores que publicaron sus resultados el 1 de diciembre en la revista Pediatrics, los niños que cuentan con un smartphone a los 12 años presentan mayores probabilidades de desarrollar depresión y obesidad en comparación con aquellos que no tienen uno.
Además, estos menores también tienden a dormir peor, señalaron los autores.
“El acceso a un smartphone implica riesgos particulares, pues expone a los jóvenes a un entorno ilimitado para el que podrían no estar listos, sin contar con la madurez necesaria para manejar adecuadamente su uso”, explicó el equipo encabezado por el Dr. Ran Barzilay, profesor adjunto de psiquiatría del Hospital de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia.
Para llevar a cabo la investigación, se analizaron datos de casi 10,600 participantes del Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente, un proyecto federal de largo plazo que sigue la salud y el desarrollo de niños en Estados Unidos.
Los autores detectaron que los menores que tenían un smartphone antes de los 12 años mostraban:
Un 31% más riesgo de depresión
Un 40% más riesgo de obesidad
Un 62% más riesgo de dormir menos de lo necesario
El estudio también reveló que mientras más joven sea el niño al recibir su primer smartphone, mayor es la probabilidad de que presente problemas de sueño y obesidad.
Por cada año menos de edad al obtener el dispositivo, el riesgo de obesidad aumentaba un 9%, y el de dormir mal un 8%, reportaron los investigadores.
El equipo también señaló que estos efectos parecen ser propios de los smartphones, ya que los modelos estadísticos consideraron el uso de otros aparatos como tabletas, laptops, iPods y relojes inteligentes.
Los científicos sugieren que los teléfonos pueden contribuir a estos problemas al distraer a los niños, mantenerlos despiertos revisando contenido, reducir sus interacciones cara a cara y limitar su actividad física.
“Con base en estos resultados, queda claro que es necesario establecer pautas claras sobre la entrega de smartphones en la infancia y la adolescencia temprana para favorecer un desarrollo más saludable”, concluyeron los autores.
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