— Daniela Cordova 03/12/2025
Iniciativa. Con esfuerzo y sueños firmes, jóvenes con discapacidad buscan demostrar que el trabajo y las oportunidades pueden cambiarles la vida.
En el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, celebrado este 3 de diciembre, el maestro del Centro de Atención Múltiple (CAM) 14, Héctor Díaz Varela, hizo un llamado urgente a visibilizar la falta de inclusión laboral que enfrentan las personas con discapacidad en Coahuila.
Según datos del INEGI, en el estado de Coahuila hay más de 220 mil personas con discapacidad y apenas 44 mil cuentan con empleo, una cifra que el docente considera alarmante y que refleja una realidad silenciosa: la mayoría vive sin oportunidades reales para desarrollarse de manera autónoma. “Nos falta dar ese brinco, aparecer más, que la sociedad nos conozca y valore que estos chicos tienen capacidades”, expresó.

Un proyecto que nació por necesidad.
Ante la escasez de espacios laborales inclusivos, el maestro y su equipo impulsaron el proyecto “Navidad 2025”, un esfuerzo colectivo donde exalumnos y jóvenes del CAM construyen piezas artesanales con la intención de generar su propia fuente de empleo.
Trabajo, identidad y esperanza.
Tres estudiantes Fernando Antonio Villa Banda de 31 años, Alonso Silva Palacios de 28 y Sebastián Rodríguez Luna de 25, todos con condición de discapacidad intelectual integran un taller improvisado en una carpintería prestada, donde aprenden a lijar, pegar, pintar y armar recipientes de madera en forma de pino u otras figuras navideñas. Cada pieza es rellenada con repostería elaborada por otros alumnos del CAM para ser vendida como producto final. Más allá de ingresos económicos, explicó el maestro, el proyecto busca desarrollar competencias laborales y ciudadanas que permitan a los jóvenes sentirse realizados, productivos y con identidad laboral, algo que en su entorno casi nunca se les ofrece. “Lo más importante es que se sienten realizados, que laboran un trabajo y van a percibir una utilidad”, afirmó.

Una petición al gobernador: construir una cooperativa.
Ayer, durante la visita del gobernador Manolo Jiménez a Monclova por el informe de gobierno del alcalde Carlos Villarreal, los jóvenes entregaron uno de estos pinos hechos con sus propias manos, acompañado de repostería, como muestra de agradecimiento por el apoyo recibido y, al mismo tiempo, como un llamado a apoyo para el futuro. En esa entrega simbólica, le solicitaron un espacio donde pueda establecerse una cooperativa productiva, un lugar donde jóvenes y exalumnos del CAM puedan trabajar de forma permanente y digna, sin depender de talleres improvisados. El maestro asegura que ya cuentan con premios y recursos suficientes para comenzar, pero necesitan potenciar el proyecto con infraestructura y acompañamiento institucional.
Falta de inclusión y resistencia empresarial.
A pesar de incentivos para contratar personas con discapacidad, el docente mencionó que aún existe resistencia por parte de las empresas, ya que ven complicado incorporar a personas con discapacidad intelectual, pues requieren mayor capacitación, acompañamiento y supervisión. “Nos falta aparecer en la sociedad, que nos conozcan, que valoren, que ellos tienen capacidades, que no hay límites”, subrayó.
Un sueño colectivo con resultados probados.
El proyecto ya ha sido reconocido: obtuvieron el Premio La Juventud en emprendimiento y una mención honorífica en el premio ‘Yo por la Inclusión’, donde presentaron su propuesta de cooperativa laboral. Actualmente, trabajan con 12 jóvenes dentro del CAM, con la intención de que, en próximos módulos, el programa beneficie a 14 o 15. El maestro, con 25 años de experiencia en educación especial, insiste en que no solo se trata de ocuparlos: es construir un esquema laboral que pueda mantenerse en el tiempo, de la mano de familias y maestros.
Juventud que no se rinde.
Mientras llega la respuesta institucional, los estudiantes siguen trabajando madera, soñando con un taller propio y demostrando que no necesitan lástima, sino oportunidades reales. Díaz Varela recalcó que hay muchos jóvenes más en la misma situación: con capacidades, deseos de trabajar y salir adelante, pero sin un espacio que los reciba.
Por ahora, cada pino y cada pieza vendida es un paso hacia ese sueño: un lugar donde el trabajo deje de ser excepción y se convierta en derecho para todos. “Ellos pueden, solo necesitan que los vean, que los apoyen. Hay muchos más esperando su oportunidad” puntualizó.
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