— Redacción El Tiempo 15/11/2025
¿Por qué es relevante? Porque la palabra se ha convertido en un insulto común en redes y en el discurso público para desacreditar asuntos como la salud mental y la participación juvenil, dos temas que están cambiando la agenda social tanto en México como a nivel global.
Miguel Jiménez Álvarez Director de SEO y Estrategia Digital
Nunca me ha quedado claro quiénes forman parte de la famosa “generación de cristal”, esa de la que algunos aseguran que “todo les ofende” y a la que ya no se le puede decir nada.
A veces me irrita escuchar ese término, pues suele usarse para lanzar juicios morales sin sustento que buscan justificar agresiones del pasado, sin reconocerlas o queriendo minimizarlas.
En otras ocasiones me provoca risa, porque da la impresión de que quienes acusan a los jóvenes de ser “frágiles” son justamente quienes menos toleran que alguien exprese emociones, cuestione lo establecido o proponga una manera diferente de vivir.
Dicen que “los jóvenes no soportan nada”, pero resulta curioso que quienes menos aguante tienen… son justamente ellos.
Antes de ir a los ejemplos —divertidos e inquietantes al mismo tiempo— conviene aclarar qué significa exactamente “generación de cristal”.
¿Qué es la generación de cristal? ¿Es igual a la Generación Z?
No son lo mismo, aunque a menudo se usan como equivalentes para criticar a cualquier persona menor de 30 años.
El término “generación de cristal” fue acuñado en 2012 por la filósofa española Montserrat Nebrera, quien describió a quienes nacieron después del año 2000 como jóvenes con “baja tolerancia a la frustración”, influidos por la inmediatez y las expectativas irreales que promueve internet.
Cabe mencionar que Nebrera pertenece a la generación Baby Boomer (1946-1964), así que es curioso que afirme entender tan bien a una generación que no es la suya.
El concepto se popularizó en 2021, durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, cuando el debate sobre salud mental tomó una fuerza sin precedentes.
Por otro lado, la Generación Z (1997-2012) no proviene de un autor específico. Son quienes siguen a los Millennials y suelen describirse como nativos digitales, socialmente comprometidos y mucho más abiertos a hablar de límites, emociones y bienestar mental.
Un ejemplo claro es Greta Thunberg, la joven activista que ha confrontado a líderes mundiales para exigir acciones contra la crisis climática.
Ella misma ha sido blanco de innumerables memes que intentan ridiculizarla.
Un punto clave: muchos de estos jóvenes crecieron con padres millennials o de la Generación X, quienes buscaron una crianza menos violenta que aquella que recibieron de los Boomers.
Para algunas personas, eso se interpreta como “debilidad”.
¿Cómo es la Generación Z en México?
Cuando se revisan los datos, la perspectiva cambia.
UNICEF México señala que la ansiedad y la depresión son los principales problemas que afectan a este grupo. Su informe reciente sobre salud mental indica que más del 70% se siente sobrepasado y más del 50% ha requerido apoyo psicológico, debido a la incertidumbre económica, la violencia y la presión académica y laboral.
También se dice que los jóvenes quieren todo “rápido y fácil”, e incluso que “no quieren trabajar”. Pero la realidad muestra algo muy distinto:
Según la Condusef, el 75% de los jóvenes busca generar ingresos extra, el 34% considera cambiar de empleo y el 26% estaría dispuesto a tener un segundo trabajo.
La Gen Z mexicana está más enfocada en pagar renta, ahorrar y sortear la inflación que en “ofenderse por cualquier cosa”.
Frágiles no son; si acaso, lo contrario: son valientes.
Ejemplos que revelan más sobre sus críticos que sobre la propia Gen Z
El debate sobre la “generación de cristal” casi nunca surge de investigaciones serias —y cuando las hay, suelen ser injustas y con sesgos—. Por lo general proviene de comentarios y memes en redes sociales, videos virales y pseudoinfluencers que repiten ideas sin sentido hasta que parecen reales.
“¿Qué traumas? ¡A nosotros nos criaban a golpes!” En un TikTok viral, una señora resume el argumento más habitual:
“Ahora no se les puede decir nada porque todo les afecta, todo lloran, todo les causa tristeza”.
Y remata con una frase que es prácticamente una marca generacional:
“En nuestros tiempos nos educaban con golpes y entendíamos. ¿Qué traumas? ¿Me ves traumada?”, dice mientras casi se le sale un ojo, al mejor estilo del profesor de Daria.
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