— Redacción El Tiempo 04/11/2025
Un nuevo estudio sugiere que un análisis de sangre que combina tres marcadores específicos podría identificar a las personas con un riesgo casi triple de sufrir un ataque cardíaco.
La prueba mide tres indicadores asociados con enfermedades cardiovasculares: la lipoproteína(a) [Lp(a)], el colesterol remanente y la proteína C reactiva de alta sensibilidad [hsCRP], según informaron los investigadores el 10 de noviembre durante una reunión de la Asociación Americana del Corazón (AHA) en Nueva Orleans.
“Cada marcador, por separado, muestra solo un aumento moderado en el riesgo. Pero cuando los tres están elevados, el riesgo de infarto se triplica”, explicó el Dr. Richard Kazibwe, profesor asistente de medicina interna en la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte). “Estos biomarcadores funcionan como piezas de un rompecabezas: por sí solos no muestran el panorama completo, pero juntos ofrecen una imagen mucho más clara del riesgo cardiovascular”, añadió.
La lipoproteína(a) es un tipo de colesterol determinado por la genética que puede contribuir a la obstrucción arterial. El colesterol remanente, por su parte, es una partícula grasa dañina que no siempre se detecta en los análisis de colesterol convencionales. En tanto, la hsCRP refleja los niveles de inflamación en el cuerpo, lo que puede indicar daño o estrés en las arterias.
El estudio analizó los datos de más de 300,000 personas del Biobanco del Reino Unido, todas libres de enfermedades cardíacas al inicio. Se les dio seguimiento durante una mediana de 15 años, comparando sus niveles de los tres biomarcadores con la incidencia de ataques cardíacos.
Los resultados fueron claros:
Quienes presentaban niveles elevados en los tres marcadores tenían casi el triple de riesgo de sufrir un infarto.
Aquellos con dos marcadores altos mostraron más del doble de riesgo.
Un solo marcador elevado implicaba un aumento del 45 % en el riesgo.
“Incluso si el colesterol o la presión arterial están bajo control, estos análisis pueden revelar inflamación oculta, predisposición genética y alteraciones en las grasas sanguíneas”, señaló Kazibwe. “Esto permitiría detectar el riesgo cardíaco antes de que aparezcan síntomas o se produzca un evento grave”.
Aunque estas pruebas no forman parte de los estudios de rutina, Kazibwe destacó que están disponibles en la mayoría de los laboratorios y podrían ser útiles en casos donde las decisiones de tratamiento no son claras.
La Dra. Pamela Morris, portavoz de la AHA y directora del Programa de Salud Cardiovascular Seinsheimer en la Universidad Médica de Carolina del Sur, coincidió en que estos biomarcadores podrían ayudar a personalizar la atención preventiva.
Kazibwe reconoció que el costo y la cobertura de seguros pueden ser obstáculos, pero subrayó que la evidencia creciente demuestra su valor clínico.
“Estas tres pruebas forman parte de un conjunto más amplio de herramientas, junto con las puntuaciones genéticas y los escáneres de calcio coronario, para evaluar el riesgo de ataque cardíaco de manera individualizada”, afirmó.
Los investigadores recordaron que los resultados son preliminares hasta que sean revisados y publicados en una revista científica especializada.
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