— Agencias 10/09/2025
El ejército de Nepal recuperó el control de Katmandú tras dos días de disturbios que dejaron al menos 30 muertos, más de mil heridos y la renuncia del primer ministro KP Sharma Oli.
En Katmandú, Nepal, el ejército retomó la capital este miércoles tras disturbios masivos, provocados por protestas contra la corrupción y el bloqueo de redes sociales, que dejaron 30 muertos, mil heridos y más de 13 mil detenidos fugados. La crisis llevó a la dimisión del primer ministro KP Sharma Oli y al inicio de un diálogo sobre la transición política.
La policía nepalí reprimió violentamente las manifestaciones, generando enfrentamientos que dejaron 30 muertos y al menos 1,000 heridos, según el ministerio de Salud de Nepal.
A pesar del restablecimiento de plataformas como Facebook, X y YouTube, grupos de jóvenes bajo la bandera de "Generación Z" saquearon edificios públicos y viviendas de dirigentes, incluyendo el Parlamento y la residencia del primer ministro.
Intervención militar y toque de queda
El general Ashok Raj Sigdel, jefe del Estado Mayor del ejército, se reunió con representantes de los manifestantes y supervisa el cumplimiento del toque de queda impuesto hasta nueva orden. Tanques y vehículos blindados patrullan la ciudad, mientras escuelas, comercios y empresas permanecen cerrados.
El general instó a la calma y al diálogo entre todos los grupos implicados, mientras el presidente Ramchandra Paudel pidió cooperación para resolver pacíficamente la crisis.
Dimisión y posible transición política
El primer ministro KP Sharma Oli, de 73 años y líder del Partido Comunista de Nepal, anunció su renuncia para facilitar una solución política. Entre los nombres considerados para la transición se encuentran la magistrada Shushila Karki y el alcalde de Katmandú, Balendra Shah, un exingeniero y rapero de 35 años.
Los jóvenes protestan contra la corrupción, el desempleo elevado y la prohibición de redes sociales, y exigen la salida de líderes considerados incompetentes, según testigos locales.
Fugas y seguridad
Más de 13,500 detenidos escaparon de cárceles durante los disturbios, y la policía reportó tres agentes fallecidos en enfrentamientos, lo que refleja la magnitud de la crisis en la capital nepalí.
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