— Redacción El Tiempo 27/08/2025
Las mañanas en muchos hogares suelen ser caóticas: uniformes a medio poner, mochilas olvidadas y desayunos improvisados. Sin embargo, expertos en nutrición infantil destacan que lo que los niños consumen al iniciar el día puede determinar si afrontan la jornada escolar con energía y concentración o con cansancio e irritabilidad.
El desayuno no solo llena el estómago, sino que actúa como el combustible inicial para el cerebro y el cuerpo. Una comida equilibrada ayuda a los niños a mantener la atención, regular sus emociones y disponer de energía suficiente. Por el contrario, alimentos ricos en azúcares simples o la ausencia de desayuno provocan picos y caídas de glucosa, causando fatiga, irritabilidad y bajo rendimiento académico.
Los tres pilares de un desayuno saludable
-
Carbohidratos complejos:
Son la principal fuente de energía para cerebro y músculos. Su digestión lenta mantiene estables los niveles de glucosa y evita el bajón de media mañana. Se recomienda avena integral, pan de trigo entero, tortillas de maíz, manzanas y plátanos. Además de energía, aportan fibra, clave para una digestión adecuada. -
Proteínas de calidad:
Estas “ladrillos” del organismo ayudan a reparar tejidos y son esenciales para la producción de neurotransmisores vinculados con atención, memoria y estado de ánimo. Incluir huevos, yogur natural, queso, leche, mantequilla de cacahuate sin azúcar o frutos secos (en niños mayores y sin alergias) proporciona saciedad y mayor claridad mental. -
Grasas saludables y micronutrientes:
Alimentos como aguacate, semillas de chía o lino y frutos secos aportan grasas necesarias para el desarrollo cerebral y la absorción de vitaminas liposolubles. Frutas y verduras suman vitaminas y minerales que fortalecen el sistema inmune y optimizan funciones corporales. Pequeños toques, como agregar bayas al yogur o aguacate a la tostada, enriquecen el desayuno significativamente.
Estrategias prácticas para la mañana
El tiempo suele ser un obstáculo, pero planificar con antelación facilita la rutina: preparar avena la noche anterior, tener fruta lista o contar con huevos duros ya cocidos ahorra minutos. Involucrar a los niños en la elección de opciones saludables aumenta la probabilidad de que disfruten lo que comen.
Crear un ambiente tranquilo para desayunar, sin prisas ni pantallas, refuerza el hábito y lo convierte en un momento de conexión familiar. El ejemplo de los adultos, que priorizan un desayuno nutritivo, ayuda a consolidar hábitos saludables en los niños.
Una inversión en su futuro
Optar por un desayuno balanceado es apostar por el bienestar físico, emocional y académico de los niños. Un plato con carbohidratos complejos, proteínas y grasas saludables no solo proporciona energía inmediata, sino que también sienta las bases para un estilo de vida saludable a largo plazo.
Instala la nueva aplicación de El Tiempo MX