— Daniela Cordova 24/06/2025
Con ternura y orgullo, niños del Frida Kahlo Infantil homenajearon a los trabajadores de AHMSA en emotiva presentación.
El pasado 17 de junio, el auditorio de la sala de seminarios de la UAdeC fue escenario de un acto que hizo vibrar los corazones: alumnos del Centro de Desarrollo Infantil Frida Kahlo participaron en la Ronda Infantil 2025 caracterizados como los trabajadores de Altos Hornos de México (AHMSA). Ataviados con overoles, picos, cascos y botas, los pequeños hicieron un homenaje silencioso pero poderoso.
Cada paso, cada movimiento, fue más que una coreografía: fue una expresión de respeto. Con sus manitas empuñando herramientas de utilería, los niños representaron la fuerza y la dignidad de quienes por años sostuvieron a Monclova desde las entrañas de la acerera. El público, conmovido, no pudo contener las lágrimas ante una escena tan genuina como simbólica.
El corazón obrero sigue latiendo
En el centro del escenario no sólo estaban niños, estaban también la memoria y el legado de miles de trabajadores que, pese a la caída de la empresa, nunca dejaron de luchar. El acto fue una manera de decir: aunque AHMSA se detuvo, el espíritu de sus obreros sigue presente en cada hogar, en cada calle, en cada niño.
Entre los asistentes, algunos extrabajadores de AHMSA presenciaron el homenaje. Con ojos húmedos y rostros cargados de emoción, agradecieron el gesto sincero de los pequeños. Para muchos, fue la primera vez que sintieron un reconocimiento tan directo, tan puro, como el que se vivió ese día.
Generación que no olvida
Este acto no fue solo una presentación escolar; fue una lección de memoria, de identidad y de gratitud. Una nueva generación que, desde su inocencia, aprendió a valorar a quienes forjaron con sudor el acero que dio vida a Monclova. Porque los verdaderos gigantes de esta ciudad no solo están en las fábricas, también están en los recuerdos que se siembran desde la infancia.
La Ronda Infantil 2025 cerró con aplausos largos y sentidos. El eco de los cascos de utilería en el escenario se convirtió en símbolo de esperanza. Porque mientras haya niños que recuerden y celebren a los suyos, ninguna lucha obrera será olvidada.
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