— Doctora Corazón 19/06/2025
Testimonio:
Una compañera de trabajo se peleó feo con sus papás hace un tiempo. Me pidió quedarse en mi casa unos días. Le dije que sí. No le di muchas vueltas. Si puedo ayudar, lo hago, siempre tengo un cuarto para visitas o amigos para que no salgan tan noche después de la peda en mi casa.
Estuvo una semana. Aire prendido todo el día, comida que no compró, abrió dos botellas de vino que estaba guardando para una ocasión especial sin preguntar, platos sucios. No aportó nada. Ni las gracias. Solo un “cuídate” al irse.
Hoy por la tarde en la oficina me preguntó que si podía quedarse otra vez unos días. Le dije que “no gracias, mi casa no es Airbnb”
Consejo:
Antes de abrirle la puerta de tu casa a alguien, asegúrate de que venga con modales incluidos y no con el termostato en modo “playa”. Una amistad se mide en detalles, no en cuántas botellas de vino se atreve a abrir sin preguntar. Aprende a decir “no gracias” con elegancia y una sonrisa pasivo-agresiva: tu paz vale más que una estancia con clima central.
🧐 Pregúntale a la Doctora Corazón
Instala la nueva aplicación de El Tiempo MX