— Redacción 07/06/2025
Enrique Lizalde rechazó el título de galán para ser recordado como uno de los actores más versátiles de México. A 12 años de su muerte, su legado perdura.
Enrique Lizalde (1937-2013) dedicó cinco décadas a labrarse una carrera lejos del cliché del "niño bonito". Con una voz inigualable y formación en el Conservatorio, se consolidó como actor de carácter en cine, teatro y más de 40 telenovelas, entre ellas Esmeralda (1988) y Corazón salvaje (1966), donde interpretó al primer Juan del Diablo televisivo.
El rechazo al estrellato fácil
-En los 70, lo comparaban con Arturo de Córdova, pero él refunfuñaba: "No soy un galán para soñarle".
-En 1970, concedió una rara entrevista a EL UNIVERSAL durante el estreno de La buscona, filme polémico donde exploró la dualidad entre pasión y amor.
-Proveniente de una familia artística (hermano del poeta Eduardo Lizalde, primo del cantante Óscar Chávez), abandonó la literatura para perseguir su miedo más grande: el fracaso.
Batallas sindicales y legado
Como miembro del Sindicato de Actores Independientes (SAI), enfrentó vetos por oponerse a la ANDA. Su rigor profesional lo llevó a personajes memorables:
-Don Rodolfo en Esmeralda, el padre que rechaza a su hija ciega (Leticia Calderón).
-Participaciones en clásicos como El derecho de nacer y La usurpadora.
Una despedida poética
Al morir por una enfermedad hepática en 2013, su primo Óscar Chávez le dedicó versos conmovedores. Hoy, a 12 años de su partida, se le recuerda por su integridad artística y esa voz que, como dijo él, "no era para soñar, sino para actuar".
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