— Sarah Zamora 13/04/2025
San Hermenegildo: Mártir de la Fe y Patrono de los Conversos.
En la Hispania visigoda del siglo VI, donde las luchas políticas y religiosas marcaban el destino del reino, surge la figura de San Hermenegildo, un príncipe que prefirió la lealtad a su fe antes que el poder terrenal. Su conversión al catolicismo y su posterior martirio lo convirtieron en un símbolo de fidelidad a Cristo, siendo hoy patrono de los conversos y un ejemplo de valentía ante la persecución.
Vida
Hermenegildo nació alrededor del 564, hijo del rey visigodo Leovigildo y de su primera esposa, Teodosia. Aunque fue educado en el arrianismo (doctrina dominante entre los visigodos), su matrimonio con Ingunda, una princesa católica franca, lo acercó a la fe ortodoxa. Bajo la influencia de su esposa y del obispo San Leandro de Sevilla, Hermenegildo se convirtió al catolicismo, lo que provocó un grave conflicto con su padre, quien veía su conversión como una rebelión política.
Rebelión y Martirio
Leovigildo, temiendo que la fe católica de su hijo dividiera el reino, lo presionó para que renunciara a su nueva religión. Ante la negativa de Hermenegildo, estalló una guerra entre padre e hijo. Derrotado y capturado, Hermenegildo fue encarcelado en Tarragona. Allí, en el 585, fue ejecutado por negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, sellando su destino como mártir de la fe católica.
Obra y Legado
Aunque su vida fue breve, su testimonio de fe tuvo un impacto duradero. Su hermano, Recaredo, se convertiría al catolicismo años después, unificando religiosamente el reino visigodo. La Iglesia lo canonizó, y su culto se extendió, especialmente en España.
Patronazgo
San Hermenegildo es patrono de los conversos, de los perseguidos por su fe y de la monarquía española. Su fiesta se celebra el 13 de abril, recordando su martirio y su inquebrantable amor a la verdad.
Su historia nos recuerda que la fe verdadera exige coraje, incluso frente a los mayores obstáculos.
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