Las personas con un alto nivel educativo se enfrentan a un deterioro cerebral más pronunciado

— Redacción El Tiempo 27/03/2025

Un antiguo refrán sostiene que "cuanto más alto se vuela, más fuerte se cae", y un estudio reciente sugiere que podría haber algo de verdad en esta máxima, especialmente cuando se trata de las consecuencias de un accidente cerebrovascular (ACV).

El estudio encontró que las personas con educación superior experimentan un deterioro cognitivo más rápido después de un ACV, en comparación con aquellas con menos educación, lo que contradice las expectativas previas. Se pensaba que las personas con niveles educativos más altos tendrían un descenso más lento en sus habilidades cerebrales tras un accidente cerebrovascular.

Los investigadores descubrieron que, aunque los sobrevivientes de un ACV con educación superior obtenían mejores resultados en las pruebas cerebrales inmediatamente después del evento, experimentaban un declive más rápido en sus capacidades cognitivas a lo largo de los años siguientes. La Dra. Mellanie Springer, investigadora principal del estudio, sugirió que la educación superior podría ayudar a las personas a mantener una mayor capacidad cognitiva hasta alcanzar un umbral crítico de lesión cerebral, momento en el cual el cerebro ya no puede compensar la pérdida y el deterioro se acelera.

El estudio analizó los resultados de más de 2,000 personas que sobrevivieron a un ACV entre 1971 y 2019. Se encontró que, en las pruebas iniciales, los graduados universitarios tuvieron mejores desempeños en áreas como la memoria, la velocidad de procesamiento cerebral y la función ejecutiva, en comparación con aquellos que solo completaron la escuela secundaria. Sin embargo, los graduados universitarios sufrieron una mayor disminución en sus habilidades ejecutivas (como la planificación y la resolución de problemas) con el tiempo, en comparación con los que tenían menos educación.

Este hallazgo desafía la idea de que el nivel educativo refuerza el cerebro, aumentando la "reserva cognitiva" que lo protege contra el deterioro. La Dra. Deborah Levine, investigadora sénior, destacó que el ACV aumenta significativamente el riesgo de demencia, hasta 50 veces, lo que resalta la necesidad de tratamientos que puedan prevenir o ralentizar este deterioro cognitivo.

Los investigadores también observaron que los factores genéticos asociados al Alzheimer no parecían influir en la relación entre el ACV y el deterioro cognitivo, lo que sugiere que el daño cerebral podría producirse incluso sin un riesgo genético previo.

El estudio subraya la importancia de identificar a los pacientes con mayor riesgo de deterioro cognitivo tras un ACV, para que puedan recibir intervenciones dirigidas a ralentizar el proceso.

 
 
 

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