— Sarah Zamora 25/03/2025
Según el Evangelio de Lucas (23:39-43), Dimas era uno de los dos ladrones crucificados junto a Jesús.
San Dimas, conocido como el Buen Ladrón, es una figura conmovedora en la tradición cristiana. Su arrepentimiento en los últimos momentos de su vida, junto a Jesús en la cruz, lo convirtió en un símbolo de redención y misericordia divina. Aunque su historia es breve en los Evangelios, su legado perdura como esperanza para los pecadores y protector de aquellos que enfrentan la muerte.
Vida y Obra
Según el Evangelio de Lucas (23:39-43), Dimas era uno de los dos ladrones crucificados junto a Jesús. Mientras el otro malhechor lo insultaba, Dimas reconoció la inocencia de Cristo y suplicó: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino». Jesús le respondió: «En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso», prometiéndole salvación.
La tradición cristiana lo llama San Dimas (o San Dismas), considerándolo el primer santo canonizado por el propio Jesucristo. Aunque no hay registros históricos detallados sobre su vida anterior, algunas leyendas apócrifas sugieren que pudo haber sido un bandido arrepentido o incluso que, de niño, su familia habría ayudado a la Sagrada Familia durante su huida a Egipto.
Patronazgo
San Dimas es venerado como:
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Patrono de los condenados a muerte, por su propia experiencia de redenión ante la ejecución.
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Protector de los ladrones arrepentidos, simbolizando que la misericordia de Dios puede alcanzar a cualquier pecador.
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Intercesor en momentos de agonía, recordando su diálogo con Jesús en la cruz.
Su festividad se celebra el 25 de marzo en algunas tradiciones, aunque no está incluido oficialmente en el calendario litúrgico universal.
Legado
San Dimas enseña que nunca es tarde para el arrepentimiento y que la gracia divina puede transformar incluso al más inesperado. Su figura inspira prisiones, capellanías y grupos que trabajan por la dignidad de los reclusos, manteniendo viva la esperanza de que la justicia humana no es el fin definitivo.
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