¿Qué santo se celebra el 24 de marzo de 2025?

Santa Catalina de Vadstena, también conocida como Catalina de Suecia, fue una religiosa brigidina del siglo XIV, hija de Santa Brígida de Suecia, una de las santas más veneradas de Escandinavia. Catalina destacó por su profunda vida espiritual, su dedicación a la oración y su papel en la expansión de la Orden del Santísimo Salvador, fundada por su madre. Su vida estuvo marcada por la humildad, la caridad y un fuerte compromiso con los valores cristianos. Es considerada patrona de las mujeres que buscan protección contra el aborto y de quienes desean vivir una vida de pureza y entrega a Dios.

Vida

Catalina nació alrededor del año 1331 en Suecia, en el seno de una familia noble. Desde joven, mostró una inclinación hacia la vida religiosa. A los 13 años, contrajo matrimonio por conveniencia con el noble Eggard Lydersson von Kyren, pero ambos decidieron vivir en castidad, dedicándose a una vida de oración y servicio a los más necesitados. Tras la muerte de su esposo, Catalina se unió a su madre, Santa Brígida, en Roma, donde ambas se dedicaron a obras de caridad y a la promoción de la reforma de la Iglesia.

Obra

Catalina jugó un papel crucial en la difusión de la Orden del Santísimo Salvador, también conocida como Orden de las Brigidinas. Tras la muerte de su madre en 1373, se encargó de trasladar sus restos a Suecia y de fundar el monasterio de Vadstena, que se convirtió en el centro de la orden. Además, trabajó incansablemente para obtener la aprobación papal de la regla de la orden, lo cual logró en 1378. Su vida estuvo marcada por la austeridad, la oración constante y la atención a los pobres y enfermos.

Patronazgo

Santa Catalina de Vadstena es venerada como patrona de las mujeres que buscan protección contra el aborto, así como de aquellas que desean vivir en castidad y pureza. También es invocada como modelo de humildad y entrega a los demás. Su festividad se celebra el 24 de marzo en el calendario católico.

Catalina de Vadstena falleció en 1381 y fue canonizada en 1484 por el Papa Inocencio VIII. Su legado perdura como un ejemplo de fe inquebrantable y servicio desinteresado a la comunidad.