— Redacción El Tiempo 20/03/2025
Se sabe que bailar mejora el estado de ánimo, y un estudio reciente muestra que los pacientes con enfermedad de Alzheimer también se benefician de los movimientos rítmicos.
Las clases de baile ayudaron a reducir la agitación en un pequeño grupo de personas con Alzheimer y otras demencias, según un estudio publicado en Journal of Alzheimer's Disease.
"Este estudio destaca cómo las intervenciones basadas en el movimiento, como la danza adaptada, pueden ser una forma significativa de mejorar el bienestar físico y emocional de los individuos con demencia", señaló Rodney Guttmann, catedrático interino de biología de la Universidad de West Florida.
El estudio de tres meses se realizó en The Retreat, un centro de cuidado diurno para adultos del Consejo sobre el Envejecimiento de West Florida.
"Tuve la suerte de presenciar la intervención de baile varias veces en persona, y fue tan bien organizada y divertida que pude ver mejoras en la moral, la comprensión y la capacidad física de los participantes en tiempo real", dijo Josh Newby, presidente y director ejecutivo del Consejo sobre el Envejecimiento.
Para la investigación, se reclutaron a 16 personas con enfermedad de Alzheimer o demencia relacionada. La mitad fue asignada a clases de baile de una hora, dos veces a la semana durante tres meses, mientras que la otra mitad participó en actividades sin música como bingo, rompecabezas y juegos de mesa.
A los participantes del grupo de baile se les enseñaron seis rutinas diferentes, como el paso de caja y el charlestón, adaptadas a sus capacidades físicas.
Los resultados mostraron que los pacientes pudieron bailar de forma segura sin caídas, y las sesiones mejoraron su estado de ánimo, incluso durante los descansos. "Durante estos descansos, los participantes seguían presentes en la habitación, aplaudiendo y golpeando los pies al ritmo de la música", dijeron los investigadores.
Además, las clases de baile también ayudaron a los participantes a mantener activa su memoria. "Se observó que seis de los ocho participantes en la danza podían recordar al menos tres de las rutinas aprendidas durante las 12 semanas", añadieron los investigadores.
Los cuidadores también notaron que los participantes bailaban en otros momentos del día, incluso sin música. "Es emocionante ver que una actividad tan simple trae beneficios tangibles tanto para los participantes como para los cuidadores", concluyó Guttmann.
Sin embargo, debido al tamaño pequeño del grupo y la limitada cantidad de clases, los investigadores indicaron que no se pueden hacer conclusiones estadísticamente significativas sobre los beneficios de la danza para los pacientes con demencia. "Los estudios futuros deberían aumentar la frecuencia de las clases y garantizar una muestra más grande para evaluar los impactos de esta intervención", concluyó el estudio.
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