— Redacción El Tiempo 12/03/2025
Una caída desafortunada mientras corres, esquías o practicas algún deporte puede ocasionar lesiones en la rodilla, afectando a los atletas y aumentando el riesgo de desarrollar artritis en el futuro.
Sin embargo, un estudio reciente sugiere que la solución podría estar en la nariz, ya que, en la mayoría de los casos, este órgano no presenta problemas y podría ser clave para la regeneración del cartílago de la rodilla.
Investigadores publicaron en la revista Science Translational Medicine que el cartílago obtenido del tabique nasal (la estructura que separa las fosas nasales) puede emplearse para reparar lesiones complejas en la rodilla.
Según Ivan Martin, investigador principal y jefe de biomedicina en la Universidad de Basilea, en Suiza, las células del cartílago nasal poseen propiedades únicas que las hacen ideales para regenerar cartílago en las articulaciones. Además, se ha comprobado que pueden reducir la inflamación en estas zonas.
El daño en el cartílago de la rodilla puede generar complicaciones a largo plazo, ya que este tejido no se regenera por sí solo. Al funcionar como amortiguador entre los huesos, su deterioro progresivo puede derivar en artritis.
El novedoso procedimiento de reparación consiste en extraer células de una pequeña porción del tabique nasal del paciente. Luego, estas células se cultivan en el laboratorio sobre una estructura de fibras flexibles. Una vez desarrollado el cartílago, se moldea en la forma requerida y se implanta en la articulación afectada.
Para evaluar la efectividad de este método, los investigadores realizaron un ensayo clínico con 98 pacientes en cuatro países distintos. Compararon dos enfoques: en un grupo, los injertos de cartílago se cultivaron solo dos días antes de la cirugía, mientras que en el otro, se dejaron madurar durante dos semanas.
El seguimiento, realizado durante dos años, mostró mejoras significativas en ambos grupos. Sin embargo, los pacientes que recibieron los injertos más desarrollados presentaron mejores resultados a largo plazo. Incluso después del segundo año, continuaron mejorando, superando a los del grupo con injertos menos maduros.
Las imágenes por resonancia magnética confirmaron que los injertos más desarrollados no solo mejoraron la composición del cartílago implantado, sino que también beneficiaron el tejido natural circundante.
Andrea Barbero, líder del grupo de investigación en la Universidad de Basilea, destacó que los pacientes con lesiones más extensas obtuvieron mejores resultados con injertos de mayor maduración. Además, este enfoque resultó prometedor en casos donde tratamientos previos no habían funcionado.
Como siguiente paso, los investigadores planean evaluar la efectividad de esta técnica en pacientes con artritis por desgaste, causada por la degeneración del cartílago de la rodilla.
Si los resultados continúan siendo positivos, este procedimiento podría convertirse en una alternativa viable a la cirugía de reemplazo de rodilla.
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