— Redacción El Tiempo 11/03/2025
Los aneurismas cerebrales, también llamados aneurismas intracraneales, son deformidades en las arterias del cerebro que pueden pasar desapercibidas durante años o convertirse en una amenaza grave.
Estos sacos llenos de sangre, que se forman en las paredes debilitadas de las arterias, pueden romperse, provocando hemorragias cerebrales graves, lo que puede ocasionar accidentes cerebrovasculares, daño cerebral o incluso la muerte.
Existen diversos tipos de aneurismas cerebrales, clasificados según su forma y ubicación. Los dos más comunes son:
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Aneurismas saculares: Son los más comunes y tienen la forma de pequeños sacos que sobresalen de la arteria. Generalmente, poseen un cuello estrecho y están vinculados a un mayor riesgo de ruptura.
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Aneurismas fusiformes: Menos frecuentes, presentan un ensanchamiento uniforme de una sección de la arteria sin formar un saco definido. Aunque tienen menos probabilidades de romperse, pueden causar problemas debido a la presión que ejercen sobre los tejidos cercanos.
El impacto de un aneurisma depende de su tamaño, ubicación y estabilidad. Los más pequeños suelen no presentar síntomas, mientras que los más grandes o los que filtran sangre pueden ser potencialmente mortales.
Factores de riesgo y causas
La formación de aneurismas cerebrales puede ser el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Algunos de los principales factores de riesgo incluyen:
- Hipertensión
- Tabaquismo
- Consumo excesivo de alcohol
- Trauma craneal
- Antecedentes familiares
- Condiciones médicas preexistentes
Es importante recordar que no todas las personas con factores de riesgo desarrollan aneurismas, pero su presencia aumenta considerablemente la probabilidad.
Síntomas: ¿Cómo identificarlos?
Un aneurisma cerebral puede ser silencioso, pero si se rompe o crece, los síntomas pueden incluir:
- Dolor de cabeza intenso y repentino
- Visión borrosa o doble
- Rigidez en el cuello
- Sensibilidad a la luz
- Pérdida de conciencia
- Convulsiones
- Dificultad para hablar o entender el lenguaje
- Entumecimiento o debilidad en un lado del cuerpo
Ante la aparición de estos síntomas, se debe buscar atención médica inmediata, ya que puede tratarse de una emergencia.
Opciones de tratamiento
El tratamiento de los aneurismas cerebrales depende de su tamaño, ubicación y riesgo de ruptura. Las principales opciones incluyen:
- Monitoreo: Se recomienda para aneurismas pequeños y estables, con seguimiento regular para detectar cambios.
- Medicamentos: Se utilizan para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de ruptura.
- Cirugía: Incluye técnicas como la colocación de clips o coils para prevenir hemorragias.
- Embolización endovascular: Procedimiento mínimamente invasivo que bloquea el flujo sanguíneo hacia el aneurisma.
- Radiocirugía estereotáctica: Utiliza radiación de alta energía para reducir el riesgo de ruptura.
Cada caso es único, por lo que requiere un tratamiento personalizado diseñado por especialistas en neurología y neurocirugía.
La importancia de la prevención
Adoptar un estilo de vida saludable puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar un aneurisma cerebral. Controlar la presión arterial, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, así como realizar chequeos médicos regulares, son medidas fundamentales para proteger la salud cerebral.
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