— Alondra Arriaga 11/03/2025
A cinco años de la declaración de la pandemia de Covid-19, expertos analizan si el mundo está mejor preparado para una nueva crisis sanitaria global.
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la Covid-19 como una pandemia. Cinco años después, con más de 770 millones de casos y 7 millones de muertes en todo el mundo, muchos se preguntan si estamos mejor preparados para una nueva amenaza sanitaria. La respuesta es mixta: aunque ha habido avances en ciencia y cooperación, persisten desafíos críticos.
La pandemia de Covid-19 impulsó una colaboración sin precedentes entre sectores públicos y privados, acelerando el desarrollo de vacunas en tiempo récord. La tecnología de ARN mensajero revolucionó la biomedicina, no solo para vacunas, sino también para tratamientos contra el cáncer. Además, la estrategia One Health (Una Salud) ha ganado relevancia, destacando la conexión entre la salud humana, animal y ambiental.
Ejemplos como el control de la viruela del mono (Mpox) en 2022 y la vigilancia del virus H5N1 en animales demuestran que se han dado pasos importantes en la detección temprana de patógenos. Sin embargo, la cooperación internacional sigue siendo un desafío, con una falta de liderazgo global y un aumento de la polarización política.
Desafíos pendientes
A pesar de los avances, persisten debilidades críticas. En España, por ejemplo, el sistema sanitario público sigue enfrentando problemas como la falta de personal, listas de espera largas y una atención primaria insuficiente. Además, la ausencia de una especialidad en Enfermedades Infecciosas y la falta de inversión en ciencia son tareas pendientes.
La pandemia también dejó al descubierto una oleada de negacionismo y desinformación, que ha dificultado la comunicación efectiva de la ciencia a la ciudadanía. Movimientos contrarios a las vacunas y teorías conspirativas han ganado terreno, lo que representa un riesgo para la salud pública.
La Covid-19 no afectó a todos por igual. Las personas en situación de vulnerabilidad sufrieron las mayores consecuencias en términos de salud, sociales y económicos. Reducir estas desigualdades sigue siendo una prioridad para enfrentar futuras crisis.
Aunque hemos avanzado en ciencia y tecnología, la preparación global para una nueva pandemia sigue siendo insuficiente. La salud global requiere más inversión en investigación, cooperación internacional y un enfoque integral que aborde las desigualdades sociales. Solo así estaremos mejor preparados para futuras amenazas.
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