— Alondra Arriaga 08/03/2025
Ante la creciente violencia de género en México, miles de mujeres recurren a kits de defensa personal, a pesar de que muchos de estos artefactos son ilegales en el país.
En México, donde se registran al menos 10 feminicidios diarios, las mujeres están adoptando kits de defensa personal como gas pimienta, tasers y alarmas para protegerse. Sin embargo, estos artículos no están permitidos por la ley, lo que genera un dilema entre la seguridad personal y la legalidad.
Productos como llaveros con gas pimienta, tasers disfrazados de labial, manoplas de gato y navajas en forma de llave se han vuelto populares entre las mujeres mexicanas. Estos artículos, disponibles en plataformas como Facebook Marketplace, Mercado Libre y Amazon, así como en bazares locales, tienen precios que oscilan desde los 300 pesos.
Inseguridad y percepción de riesgo
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), el 67.8% de las mujeres considera inseguro vivir en su ciudad. Además, el 75.5% siente inseguridad al usar cajeros automáticos en la vía pública, y el 67.7% en el transporte público. Esta percepción ha impulsado la demanda de herramientas de defensa personal.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) prohíbe el uso de gas pimienta y tasers, ya que son considerados exclusivos para las fuerzas del orden. El Código Penal Federal también penaliza el uso de armas blancas, categoría en la que entran estos objetos. Sin embargo, alarmas y silbatos sí son legales, al no ser considerados armas.
Recomendaciones de expertos
Elías Yarhi, experto en defensa personal, recomienda que las mujeres busquen capacitación profesional antes de usar cualquier artefacto de defensa. "Es mejor acudir a profesionales que enseñen técnicas adecuadas, en lugar de aprender de redes sociales, donde se puede adquirir información incorrecta", señala.
La legítima defensa permite a las personas repeler una agresión actual e inminente utilizando medios proporcionales a la amenaza. Según la asociación Balance AC, este concepto aplica cuando una persona usa la fuerza física para proteger su integridad y luego huye del lugar.
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