— José Gaytán 28/02/2025
Para Daniel, es una forma de vida digna y de lucha.
A las afueras de la Presidencia Municipal, donde el ajetreo diario de ciudadanos y funcionarios es constante, Daniel ha encontrado una forma honesta de ganarse la vida. Con una manguera, esponja y algo de detergente, este hombre dedica sus días a lavar los vehículos de quienes se acercan a realizar trámites o a trabajar en las oficinas municipales. Aunque su trabajo pasa desapercibido para muchos, representa una fuente vital de ingresos para él y su familia.
Por cada carro que lava, Daniel recibe alrededor de 60 pesos, una cifra que varía dependiendo del tamaño y el tipo de vehículo. Los autos más grandes o de lujo generan una ganancia mayor, lo que hace que sus ingresos diarios sean impredecibles, ya que dependen directamente de la cantidad de personas que requieran sus servicios durante el día. A veces, puede lavar tres o cuatro vehículos; en otras ocasiones, el trabajo es más escaso y su jornada es más corta.
Aunque su trabajo pueda parecer simple o incluso subestimado por algunos, para Daniel, es una forma de vida digna y de lucha. No tiene acceso a grandes recursos ni a empleos formales que le aseguren un salario fijo, pero con su labor diaria demuestra que, aunque el camino sea difícil, siempre hay manera de salir adelante con esfuerzo y trabajo honesto.
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