— Enrique Irazoqui Morales 28/02/2025
La danza en la que tiene inmersa el mundo el señor bullying, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Donald Trump, tiene un nuevo capítulo.
Bajo la amenaza de condenar la economía mexicana a una prolongada recesión amén de los supuestos aranceles que amaga con imponer todos los productos mexicanos que son exportados a su país, el día de ayer provocó que el gobierno de México le entrega a la justicia norteamericana en extradición, a 29 narcotraficantes de gran calado.
De botepronto parece que es en realidad un favor y no un castigo lo que la administración de Trump le está otorgando a la justicia mexicana.
Llevarse de las cárceles mexicanas a personas cuyo nivel del perversión y poder no hacen entre otras cosas sino causar muerte y destrucción, qué mejor que esas potenciales amenazas purguen en prisiones del vecino del norte sus condenas en vez de ser un permanente y latente peligro para en primera instancia el sistema penal nacional y en segunda para la sociedad toda, que en luego de una eventual fuga de un capo de estos, de tal poder, inmediatamente pasa a estar bajo amenaza de muerte.
Sin embargo, apenas unas horas de transcurrido el hecho de la entrega de estos 29 personajes, no pasará mucho tiempo para que empiece a surgir información donde se dé cuenta de que para haber sido extraditados de la forma en que ocurrió, es muy probable que la autoridad mexicana haya incurrido en violaciones al debido proceso. Habrá de verse si esto es así, el transcurrir de los días se podrá ver.
De primera, un ciudadano común pensaría que más vale esa violación al proceso en pos de haberse sacudido el peligro inminente que significa tener que hacer purgar sus penas a estos individuos en cuestión, entre otras cosas han provocado en el pasado una estela de extorsiones, privaciones de libertad, tortura y asesinatos; en el sentido común el tráfico y comercialización de drogas prohibidas es absolutamente secundario frente a la cauda de homicidios y atropellos que han cometido a través de sus carreras criminales.
No puede dejar de llamar la atención que entre los criminales de alta monta, van en el paquete los Miguel Ángel Teviño Morales (Z40) y Óscar Omar Treviño Morales (Z42), dos hermanos que fundaron el cártel de "Los Zetas", quienes se dedicaban a asesinar, secuestrar y torturar a sus detractores, como todos los otros 27, el asunto que su zona de operación era el noreste de México, donde claro está Coahuila
El Z-40 fue uno de los capos más buscados en México hasta su detención en 2013, cuando se encontraba en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Después de su detención, su hermano Z-42 tomó el mando de la organización, pero dos años más tarde también fue detenido pero en San Pedro Garza García, Nuevo León.
Entre sus horrendos crímenes se encuentran no de los hechos de sangre que se les atribuye es la masacre ocurrida en agosto de 2010 en San Fernando, Tamaulipas, donde 72 migrantes fueron torturados y asesinados porque se negaron a trabajar para ellos.
Además, la masacre de Allende, Coahuila, en marzo del 2011, donde destruyeron casas, negocios y asesinaron habitantes, además de desaparecer por lo menos a 300 personas.
También son señalados por ser autores del asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez, hijo del exgobernador, profesor Humberto Moreira Valdés en octubre de 2012, cuando estaba al frente del gobierno de Coahuila, Rubén Moreira, tío de José Eduardo.
Los hoy extraditados Z40 y Z42 ordenaron el ajusticiamiento de Moreira Rodríguez en supuesta venganza por la muerte de un sobrino, abatido en un enfrentamiento con las fuerzas del orden.
Así pues, que si Donald Trump piensa que esta “torcida de brazo” que el dio a México para que le entregase a estos 29 sujetos fue un castigo, me parece que ojalá siga castigando a los mexicanos de esta manera, con la salvedad de cuidar los procesos a que cualquier individuo tiene derecho.
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