— Redacción El Tiempo 11/02/2025
El colágeno es una proteína crucial que otorga estructura y elasticidad a diversos tejidos del cuerpo, como la piel, los huesos, los tendones y los ligamentos. Con el paso del tiempo, la producción natural de colágeno disminuye, lo que puede dar lugar a arrugas, flacidez en la piel y debilitamiento de las articulaciones.
Afortunadamente, existen métodos respaldados por la ciencia que pueden ayudar a estimular la producción de colágeno en el cuerpo.
Una dieta balanceada, rica en nutrientes, es clave para la síntesis de colágeno. La vitamina C, por ejemplo, es fundamental para este proceso. Alimentos como fresas, kiwis, cítricos (limón, naranja, pomelo), melocotones y guayaba son excelentes fuentes de esta vitamina. Según la experta en medicina antienvejecimiento, Inmaculada Canterla, "cualquier suplemento de colágeno debe ir acompañado de vitamina C para mejorar su eficacia".
Los aminoácidos lisina y prolina también son esenciales para la formación de colágeno. La lisina se encuentra en carnes magras, pescados y legumbres, mientras que la prolina está presente en la clara de huevo. Asimismo, alimentos ricos en azufre, como el apio, el ajo y la cebolla, contribuyen directamente a la formación de colágeno y son fáciles de incluir en la dieta diaria.
Los antioxidantes protegen el colágeno existente y favorecen su producción. El licopeno, un antioxidante que da color rojo a alimentos como la remolacha, el tomate y las frambuesas, tiene un papel protector frente a la degradación del colágeno.
La hidratación adecuada es esencial para la salud de la piel y la producción de colágeno. Beber al menos 2 litros de agua al día o consumir alimentos ricos en agua, como la sandía y el pepino, crea un ambiente ideal para que el colágeno y la elastina se desarrollen. Además, el uso de protector solar para proteger la piel de los daños causados por los rayos UV previene la degradación prematura del colágeno, ayudando a mantener la piel joven y saludable.
El ejercicio regular mejora la circulación sanguínea, lo que facilita la entrega de nutrientes esenciales para la producción de colágeno. Además, prácticas como el yoga facial pueden tonificar los músculos del rostro y estimular la producción de colágeno. Por ejemplo, masajear la frente desde el centro hacia las sienes o estirar las mejillas durante unos segundos son ejercicios fáciles de incluir en la rutina diaria.
Aunque el cuerpo puede producir colágeno a partir de los nutrientes adecuados, algunas personas eligen tomar suplementos para asegurar una cantidad suficiente. El colágeno marino, derivado de los huesos, piel y escamas de peces como el bacalao y el salmón, es una opción popular, ya que mejora la elasticidad de la piel, fortalece el cabello y las uñas, y beneficia la salud ósea.
Asimismo, consumir alimentos que contienen colágeno de forma natural, como la piel de pollo, la piel de cerdo y el caldo de huesos, puede incrementar la ingesta de esta proteína. La gelatina, que proviene del colágeno cocido, también es una fuente viable.
Algunas hierbas, como el orégano, contienen compuestos antiinflamatorios y analgésicos que ayudan a reducir la rigidez y el dolor en las articulaciones. Además, el orégano es una fuente natural de colágeno y potasio, lo que favorece la salud de los tejidos conectivos y fortalece el sistema inmunológico.
Aumentar la producción de colágeno de manera natural es posible con una combinación de una dieta equilibrada, hidratación adecuada, protección solar, ejercicio regular y, si se desea, suplementación. Incorporar estos hábitos en la rutina diaria no solo mejora la apariencia de la piel, sino que también fortalece las articulaciones y promueve la salud general del cuerpo.
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