La metformina es uno de los medicamentos más recetados a nivel mundial, no solo para tratar la diabetes tipo 2, sino también por su potencial para prolongar la vida.
Es un fármaco ampliamente utilizado debido a su eficacia y perfil de seguridad, convirtiéndola en una herramienta esencial para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, es importante comprender cómo funciona, sus beneficios, posibles riesgos y la necesidad de que su uso sea supervisado por un profesional de la salud.
La metformina pertenece a la clase de medicamentos conocidos como biguanidas. Su principal función es ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre mediante varias acciones:
- Reducción de la producción de glucosa en el hígado: La metformina disminuye la cantidad de glucosa liberada por el hígado hacia el torrente sanguíneo.
- Mejora de la sensibilidad a la insulina: Aumenta la capacidad de las células musculares para utilizar la glucosa, facilitando su absorción y reduciendo los niveles de azúcar en sangre.
- Disminución de la absorción intestinal de glucosa: Reduce la cantidad de glucosa que se absorbe de los alimentos en el intestino.
Estas acciones combinadas ayudan a mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de rangos saludables, lo cual es esencial para prevenir las complicaciones asociadas con la diabetes tipo 2.