— Redacción El Tiempo 09/02/2025
Dan Buettner, investigador especializado en longevidad y autor de estudios sobre las «Blue Zones», sostiene que tomar seis semanas de vacaciones al año es el tiempo óptimo para lograr un descanso real y mejorar la calidad de vida.
Según sus investigaciones, los descansos prolongados reducen el estrés, aumentan la productividad y fortalecen la salud física y mental. La razón es que, para desconectar de manera efectiva de la rutina y el agotamiento, es necesario un periodo más largo que los tradicionales ocho o quince días de vacaciones.
En la realidad laboral actual, la mayoría de los países ofrecen períodos de vacaciones más cortos. Por ejemplo, en Argentina, la ley establece que los empleados con más de 20 años de antigüedad tienen derecho a 35 días corridos de vacaciones, pero la mayoría disfruta de menos tiempo. Esto contrasta con la teoría de Buettner, quien advierte que la falta de descanso prolongado puede afectar tanto el rendimiento como la salud de los trabajadores. Muchas personas regresan al trabajo sin haber desconectado completamente, lo que contribuye al estrés crónico y reduce el desempeño.
Aunque para muchas empresas ofrecer seis semanas de vacaciones podría parecer inviable, Buettner argumenta que este tiempo no debería verse como una pérdida, sino como una inversión. Un trabajador bien descansado es más productivo, motivado y creativo, lo que beneficia a las empresas a largo plazo. Además, vacaciones más largas podrían reducir el ausentismo y mejorar el clima laboral, favoreciendo un ambiente de trabajo más saludable.
Este planteamiento abre un debate interesante: ¿estamos dedicando suficiente tiempo al descanso y bienestar personal? En un contexto donde el agotamiento y el estrés son cada vez más frecuentes, podría ser el momento de reconsiderar las políticas laborales. Países como Suecia, Dinamarca y Finlandia ya demuestran que modelos de trabajo más flexibles y con mayores beneficios para los empleados no solo son viables, sino que también mejoran la calidad de vida sin perjudicar la productividad. Tal vez sea el momento de ver las vacaciones más largas no como un lujo, sino como una necesidad para una vida mejor.
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