— Redacción El Tiempo 05/02/2025
Los microplásticos, pequeñas partículas originadas a partir de materiales plásticos, están cada vez más presentes en el medioambiente y en el cuerpo humano. Recientes investigaciones han mostrado que estos compuestos tienden a acumularse en ciertos órganos, siendo el cerebro uno de los más afectados.
Cada año, millones de toneladas de plástico se producen y se desechan en el planeta, pero solo una pequeña fracción se recicla de manera efectiva, mientras que el resto termina en océanos, suelos y cuerpos de agua. Esta contaminación llega a los seres vivos cuando los animales ingieren alimentos contaminados, lo que eventualmente los introduce en la cadena alimentaria humana.
Un estudio publicado en Nature Medicine ha revelado que la concentración de microplásticos en el cuerpo humano ha aumentado significativamente en los últimos ocho años. Los resultados indican que el cerebro presenta niveles de microplásticos hasta 30 veces mayores en comparación con órganos como el hígado y los riñones.
Para llegar a esta conclusión, un equipo de científicos analizó muestras cerebrales de personas fallecidas entre 2016 y 2024, comparándolas con tejidos de décadas anteriores. Los datos mostraron un incremento en la presencia de microplásticos, lo que sugiere una mayor exposición ambiental en los últimos años.
"Esto se debe simplemente a que estamos más expuestos", explicó Matthew J. Campbell, biólogo del New Mexico Center for Metals y autor principal del estudio. Sin embargo, también mencionó que no se encontraron diferencias significativas entre adultos mayores y jóvenes, lo que podría indicar que el cuerpo tiene mecanismos para eliminar los microplásticos con el tiempo.
Aunque aún no se conocen con exactitud los efectos de los microplásticos en el cerebro humano, estudios previos en animales han sugerido posibles impactos negativos. En 2023, una investigación sobre peces cebra reveló que la presencia de nanoplásticos en su cerebro provocaba daño oxidativo y aceleraba el envejecimiento cerebral.
Eva Jiménez-Guri, bióloga de la Universidad de Exeter, señaló que la acumulación de microplásticos en el cerebro podría estar relacionada con la composición de este órgano. "El plástico es hidrofóbico, así que tiene sentido que se almacene más en un tejido compuesto en un 60% por grasa que en órganos con menor porcentaje de lípidos", comentó la investigadora.
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