— Alberto Solís 03/02/2025
Nueva Rosita, Coah.- Con más de dos décadas en el mismo punto de la carretera 57, la Alfarería Martínez ha sido un referente en la venta de productos de barro en la zona.
Sin embargo, desde la pandemia, las ventas han disminuido drásticamente, dejando ingresos diarios que apenas alcanzan los 300 pesos, una cantidad que, según su propietario, apenas le permite cubrir los gastos básicos de gasolina y comida.
El negocio es propiedad de un hombre de apellido Martínez, originario del Estado de México, quien llegó a Nueva Rosita hace 55 años y, desde entonces, ha dedicado su vida a la alfarería. Aunque los moldes para la fabricación de los productos están en su estado natal, la pintura y el acabado final de las macetas se realizan en su establecimiento.
En su local, ubicado sobre la carretera 57, se pueden encontrar macetas, alcancías, decoraciones, platos, tazas, jarros y cazuelas, artículos que han sido parte de la tradición mexicana por generaciones. No obstante, el descenso en las ventas ha complicado la situación del negocio. Antes, Martínez solía desplazarse a vender sus productos en distintos puntos de la zona minera, como Nueva Rosita, Sabinas y Palau, pero actualmente ha dejado de hacerlo debido a los costos.
"Si gano 300 pesos en un día, eso es lo mismo que gastar en gasolina y comida, por eso ya no conviene salir", explica.
Las bajas ventas y la lucha por mantenerse en pie
El comerciante reconoce que la situación se ha vuelto más difícil con el paso de los años. En los meses de enero y febrero, la afluencia de clientes es muy baja, lo que reduce aún más sus ingresos. Sin embargo, en temporada de frío, los productos más vendidos son los jarros y las cazuelas, que oscilan entre los 150 y 200 pesos, aunque también ofrece versiones más grandes que llegan a costar hasta 600 pesos. Cuando logra vender estos artículos de mayor tamaño, sus ingresos pueden elevarse hasta los 600 pesos diarios, pero esas jornadas son escasas.
A pesar de la difícil situación, Alfarería Martínez sigue resistiendo, con la esperanza de que las ventas mejoren en los próximos meses. Con 25 años en el mismo lugar, el negocio se ha mantenido gracias a la fidelidad de sus clientes y a la tradición artesanal que ha pasado de generación en generación. Mientras tanto, su propietario continúa trabajando con el mismo esfuerzo de siempre, confiando en que el valor de la alfarería siga siendo apreciado en la región.
El valor de la tradición y el esfuerzo diario
Para Martínez, su trabajo no solo representa un sustento, sino también una herencia cultural que desea preservar. A lo largo de los años, se ha visto cómo el gusto por los productos de barro ha cambiado, con menos personas interesadas en estos artículos debido al auge de materiales industriales.
"Es un trabajo de mucha paciencia y dedicación. Cada pieza tiene su propio tiempo de secado, horneado y pintado"A pesar de los retos económicos, su compromiso con la alfarería sigue intacto, esperando que la tradición y el amor por el barro no desaparezcan con el tiempo.
Instala la nueva aplicación de El Tiempo MX