Comercios familiares desafían el tiempo y las adversidades

— Edith Gámez 03/02/2025

En Monclova, Piedras Negras y Sabinas, hay comerciantes que no abandonaron sus negocios a pesar de las adversidades.

Pandemias, crisis económicas y diversas problemáticas han afectado a la sociedad, y con ellas se fueron los sueños de muchos emprendedores que no lograron sacar adelante sus negocios. Sin embargo, hay quienes tienen una perseverancia muy fuerte y han mantenido de pie sus comercios por décadas. En Monclova, Piedras Negras y Sabinas, hay comerciantes que nunca abandonaron sus negocios a pesar de las            adversidades.

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Persistencia

En el caso de Monclova, la señora María Teresa Valdez, de 75 años, y su esposo Roberto Hernández, de 80, son propietarios de una de las dos revisterías que quedan en esta ciudad, pues desde hace 35 años fundaron “Revistas Tere” en la calle Miguel Balco de la Zona Centro. Cuando abrieron sus puertas en los 90’s, había alrededor de 50 revisterías dedicadas a la venta de revistas en la localidad, y tras diversas problemáticas sociales, económicas o sanitarias, han ido desapareciendo al paso de los años.

Doña Tere destacó que una de las crisis más fuertes por las que han tenido que pasar fue la pandemia por Covid-19 y el cierre de la empresa Altos Hornos de México, pero a pesar de esto, tienen una clientela muy sólida que no los ha dejado de frecuentar. “Sabemos que las nuevas generaciones ya no vienen a este tipo de tiendas, ya tienen las redes sociales y no necesitan una revista para darse cuenta de todo lo que pasa, pero hay personas de nuestra edad que aún nos buscan y nosotros estamos muy felices de seguirlos atendiendo”, señaló.
Agregó que, durante 35 años, solamente tuvieron que cerrar un mes, que fue durante la pandemia, cuando decenas de negocios quebraron, muchos de los dueños enfermaron y algunos lamentablemente perdieron la vida. Destacó que el factor inicial para mantener su negocio es el buen trato a los clientes, mantener las instalaciones en buenas condiciones y no dejar de lado la perseverancia a pesar de las crisis a las que se pueden enfrentar.

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Familia

En Piedras Negras, Coahuila, una familia logró consolidar la gran cadena de supermercados conocida como Centros Comerciales El Mirador. “No hay otro camino posible para el éxito, si le agregas trabajo, honestidad, compromiso y grandes deseos de superación, de trascender juntos”, expresó el ahora empresario y comerciante Julián Héctor Rodríguez Cavazos.

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Sostuvo que esa ha sido la clave del éxito para construir y operar cuatro Centros Comerciales en este puerto fronterizo. Sin embargo, acepta que no todo fue fácil; se tiene que perseverar y levantarse ante cada obstáculo que se ha presentado a lo largo del camino. Uno de ellos fue tomar la decisión de quedarse a vivir en Piedras Negras y dejar su natal Allende, Nuevo León, un pueblo naranjero, y forjar una familia con la que ahora es su esposa, a quien conoció en esta ciudad en 1970.

Otro reto fue obtener el primer crédito en Bancomer para construir el Mirador matriz, vendiendo sus naranjas y frutas, y construyendo durante dos años.En los años difíciles por la escasez de naranjas y otras frutas, las enseñanzas de Natividad Rodríguez y María de la Cruz, padres de Julián, siempre les ayudaron a salir adelante. Destacó que la pandemia del Covid-19 los obligó a idear estrategias para seguir vendiendo alimentos. Hoy, los Centros Comerciales El Mirador dan empleo a cerca de 1,000 trabajadores entre empleados y de confianza.

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Historia

En Sabinas, Coahuila, Los lonches de Nueva Rosita han sido un referente gastronómico de la región carbonífera durante más de 70 años. Fundados en 1950 por Esteban Moreno, originario de Torreón, Coahuila, este negocio familiar ha logrado mantenerse firme a lo largo del tiempo, pasando de una generación a otra.

La historia comenzó cuando Esteban, con su pasión por la cocina y el deseo de ofrecer algo único, abrió el primer local que marcaría el inicio de una tradición que perdurará. Su hijo José Moreno Alvarado, también nacido en Torreón, asumió el liderazgo del negocio. Más tarde, fueron sus nietos Mario Moreno Polendo y José Gerardo Moreno Polendo, oriundos de Nueva Rosita, quienes continuaron con el legado familiar.

En sus primeros años (1950), el negocio se manejaba bajo la especialidad de la birria, pero con el tiempo y por la demanda popular, se transformó en lo que hoy conocemos como los famosos lonches. A pesar de los cambios en el nombre, lo que nunca ha variado es la receta original. Los lonches se siguen preparando con carne de res, a la que se le agrega verdura fresca como cilantro, cebolla y tomate, sin faltar el toque especial del chile entero en vinagre, que es una característica única que ha mantenido viva la tradición.

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Hoy en día, Mario Moreno Polendo y José Gerardo Moreno Polendo continúan al frente de la dinastía de los lonches, aunque cada uno tiene su propio negocio por separado. A pesar de esta división, ambos mantienen viva la esencia de la receta original y continúan siendo una parte fundamental de la tradición que Esteban Moreno inició hace más de siete décadas. Mario, quien dirige su propio local, y José Gerardo, que también cuenta con su establecimiento, han logrado mantener la calidad y la popularidad de los lonches, cada uno a su estilo, pero siempre respetando el legado familiar. Mario Moreno destaca que el secreto de la longevidad del negocio ha sido la constancia, las ganas y la perseverancia. A lo largo de los años, el negocio ha enfrentado distintos desafíos, pero ninguno ha sido tan significativo como la pandemia de Covid-19. En esa época, el restaurante no tuvo más opción que adaptarse a las estrictas medidas sanitarias. El uso obligatorio de cubrebocas, guantes, gorros, gel antibacterial y el respeto por la sana distancia fueron solo algunos de los protocolos que se implementaron para asegurar la salud de los clientes y del personal. A pesar de las dificultades, Mario asegura que la clave fue nunca rendirse y seguir adelante, ofreciendo siempre los mismos deliciosos lonches que han caracterizado a la tienda por generaciones.

Con el tiempo, también se vieron obligados a innovar para mantenerse competitivos en el mercado. Mario optó por transformar una camioneta en una unidad móvil, lo que permitió al negocio adaptarse a las nuevas demandas del público. Esta decisión les permitió dejar de estar en un solo punto fijo y comenzar a recorrer distintas colonias de la región carbonífera. De esta forma, lograron acercarse a más personas, llevando los tradicionales lonches a nuevas localidades y haciéndolos aún más populares. Una de las grandes satisfacciones de Mario es que, a pesar de los retos, su negocio ha seguido creciendo y ganando reconocimiento. En este sentido, destaca que las redes sociales han jugado un papel fundamental. A través de estas plataformas, los lonches de Nueva Rosita han podido llegar a un público mucho más amplio, tanto local como regional, lo que ha permitido que la familia Moreno continúe fortaleciendo el legado y el nombre que Esteban Moreno fundó en 1950.Para Mario, que su familia haya logrado mantener la tradición viva a través de los años, y que ahora los lonches de Nueva Rosita sean reconocidos en la región, es un verdadero honor. Para él, más allá de ser un negocio, este es un verdadero legado familiar que sigue generando sonrisas y llenando de sabor a quienes lo visitan. 

Colaboración de Héctor Guerrero y Alejandro Rodríguez.

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