— Redacción El Tiempo 30/01/2025
Un estudio reciente revela que los niños, adolescentes y adultos jóvenes que crecieron en vecindarios afectados por prácticas de vivienda discriminatorias tienen un mayor riesgo de morir a causa del cáncer.
Los jóvenes diagnosticados con cáncer que viven en áreas históricamente segregadas tienen un 62% más de probabilidad de morir debido a la enfermedad, según el estudio publicado el 27 de enero en la revista Cancer.
Incluso después de considerar otros factores, el riesgo sigue siendo un 32% más alto en jóvenes que residen en vecindarios excluidos, indicaron los investigadores. La Dra. Kristine Karvonen, hematóloga y oncóloga pediátrica del Centro Oncológico Fred Hutchinson, mencionó que el estudio sugiere que el racismo podría ser un factor determinante en los peores resultados de los pacientes jóvenes con cáncer.
La exclusión residencial refiere a la práctica de negar hipotecas y préstamos a personas de color, lo que genera segregación y desventajas económicas. En las décadas de 1920 y 1930, se utilizaban mapas de líneas rojas que marcaban ciertos vecindarios como "peligrosos" para el crédito debido a su diversidad racial. Aunque las leyes de reforma de la vivienda en las décadas de 1960 y 1970 prohibieron estas prácticas, los efectos de la discriminación siguen afectando a estas comunidades.
Aunque estudios anteriores han vinculado la línea roja con un mayor riesgo de muerte por cáncer en adultos, este es el primer estudio en examinar cómo esta discriminación histórica impacta la supervivencia de los jóvenes con cáncer.
El análisis se basó en los datos de más de 4,300 personas menores de 40 años diagnosticadas con cáncer en Seattle y Tacoma, Washington. Utilizando los mapas de líneas rojas, los investigadores identificaron a los pacientes que crecieron en vecindarios históricamente discriminados. Los resultados mostraron que la tasa de supervivencia a cinco años para estos pacientes jóvenes era del 85%, comparada con el 90% para aquellos de otros vecindarios. A los 10 años, la supervivencia fue del 81% en los vecindarios excluidos frente al 88% en las áreas no marcadas.
La Dra. Karvonen destacó que este estudio confirma investigaciones anteriores sobre los efectos negativos de vivir en vecindarios discriminados por la línea roja, agregando a los jóvenes como una población en riesgo. El siguiente paso será entender cómo estas prácticas históricas siguen influyendo en el riesgo de cáncer hoy en día, lo que podría ayudar a mejorar el tratamiento y la prevención en estas comunidades.
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