Asesinato de Ana Nassar: El caso que sigue estremeciendo a Monterrey 23 años después

— Sarah Zamora 30/01/2025

Lo que parecía una tarde normal tomó un giro escalofriante

El 29 de enero de 2002, Monterrey fue testigo de uno de los crímenes más impactantes de su historia reciente: el asesinato de Ana Nassar Campos, una niña de 13 años, a manos de Julio Castrillón Escobar, quien entonces tenía 16. Más de dos décadas después, el caso sigue rodeado de preguntas, teorías y controversia.

Una invitación con un trágico final

Todo comenzó cuando Ana aceptó la invitación de Julio a su casa en la colonia Colinas de San Jerónimo. Lo que parecía una tarde normal tomó un giro escalofriante. Mientras ella estaba en la computadora y él tocaba la guitarra, Julio tomó una mancuerna de 10 kilogramos y la golpeó en la cabeza.

Ana quedó inconsciente. Julio la arrastró al baño y, en un acto brutal, la atacó con un machete, hiriéndola en el cuello y amputándole un dedo. Luego, ocultó su cuerpo en una caja de plástico y lo enterró en el jardín de su casa.

La familia de Julio, en lugar de alertar a las autoridades, intentó encubrir el crimen. Su madre, Delia Escobar, negó la entrada a la casa a las hermanas de Ana y mintió sobre su paradero. Sin embargo, la verdad no tardó en salir a la luz: Julio confesó el asesinato a su psiquiatra, lo que llevó a su detención.

Un juicio con muchas dudas

El proceso judicial estuvo marcado por sospechas de influencias políticas. La familia de Julio tenía conexiones con el PAN y su padre había sido diputado local, lo que generó desconfianza en la imparcialidad del caso.
Sus padres fueron arrestados por encubrimiento, pero lograron salir en libertad tras pagar una fianza de solo 60 mil pesos. Mientras tanto, Julio fue enviado al Consejo Tutelar de Menores, donde intentó escapar en varias ocasiones.

La liberación y las incógnitas

En 2007, después de cumplir una condena de cinco años, Julio salió en libertad y se mudó a Puebla, donde rehizo su vida como docente. Actualmente vive allí con su esposa e hijo.

Pero el caso sigue envuelto en misterio. Algunos creen que Julio no actuó solo. Una de las teorías más inquietantes señala a su madre como la verdadera responsable del crimen, impulsada por celos hacia Ana. Otros sugieren que Julio asumió la culpa para recibir una pena más leve.

Incluso la obra de teatro La Manera Más Perversa exploró estas teorías, dejando abierta la pregunta: ¿se hizo realmente justicia en el caso de Ana Nassar Campos?

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