— Alberto Solís 27/01/2025
El pasado domingo por la tarde, en la intersección de la avenida Paseo de los Leones y Pérez Treviño en Sabinas, Coahuila, se registró un incidente de violencia familiar que resalta la problemática de género en este tipo de agresiones.
Cristina Aray "N", de 27 años, fue detenida por elementos del mando coordinado policial tras agredir físicamente a su ex pareja, Jonathan "N", de 26 años. Los testigos alertaron a las autoridades, quienes acudieron de inmediato al lugar y realizaron la detención de la agresora, quien fue puesta a disposición del Ministerio Público de la Fiscalía General del Estado, enfrentando cargos por violencia familiar.
Este caso subraya una problemática menos visible, pero igualmente grave: los hombres también pueden ser víctimas de violencia familiar. En México, aunque las políticas y las leyes se han centrado tradicionalmente en la protección de las mujeres, la violencia doméstica no distingue género, y muchos hombres sufren en silencio. El Código Penal Federal, en su artículo 343 Bis, establece sanciones para quienes cometen violencia familiar, sin importar el género de la víctima. Sin embargo, la infraestructura de apoyo para hombres sigue siendo limitada en muchas regiones, lo que revela la falta de recursos específicos para ellos.
En la Región Carbonífera de Coahuila, en Nueva Rosita, existe el Centro de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres, que brinda atención integral a mujeres víctimas de violencia. Este centro ofrece servicios legales, psicológicos y de empoderamiento, un avance significativo en la lucha contra la violencia de género. Sin embargo, no existe una infraestructura similar para hombres víctimas de violencia familiar. Esta carencia resalta la necesidad urgente de crear espacios de apoyo para los hombres que enfrentan violencia, brindándoles atención sin temor a ser estigmatizados.
Las estadísticas en México entre 2020 y 2024 muestran una alarmante realidad. Según el INEGI, en 2020, el 88.3% de los homicidios fueron hombres, lo que refleja un patrón de violencia predominante contra los varones, especialmente en el ámbito de los homicidios. Sin embargo, las estadísticas de violencia familiar contra hombres son menos accesibles, ya que el tema suele centrarse en las mujeres. Durante la pandemia de COVID-19, los casos de violencia familiar aumentaron considerablemente, afectando también a los hombres, aunque la mayoría de los servicios de apoyo siguen orientados a mujeres.
Es fundamental que las políticas públicas reconozcan la violencia como un problema que afecta a todos, independientemente de su género. El sistema de atención debe ampliarse para incluir a los hombres de manera efectiva, creando más centros de apoyo y ofreciendo servicios especializados. Fomentar una cultura de respeto y equidad, donde todos puedan vivir libres de violencia, debe ser una prioridad para la sociedad.
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