— Redacción El Tiempo
El alcohol en la cerveza puede interferir con el ciclo del sueño, en particular con la fase REM, esencial para un descanso profundo y reparador. Este efecto puede derivar en insomnio, fatiga acumulada y una sensación general de agotamiento.
Consumir cerveza durante las primeras horas del día podría reducir el impacto del alcohol en los ritmos circadianos, permitiendo que el cuerpo metabolice el alcohol antes de la noche. Sin embargo, esta práctica no está exenta de riesgos, ya que puede provocar irritación en el sistema digestivo.
Efectos en el sistema digestivo
Daños en la mucosa gástrica
El alcohol presente en la cerveza puede debilitar la mucosa gástrica, una capa protectora esencial que protege el estómago de los ácidos y enzimas digestivas. Esto puede provocar:
- Irritación del revestimiento del estómago.
- Síntomas como náuseas, vómitos y malestar estomacal.
- Riesgo de desarrollar úlceras estomacales o problemas gastrointestinales graves si el consumo es excesivo o prolongado.
Aumento de la acidez gástrica
La cerveza estimula la secreción de ácido gástrico, necesario para la digestión. Sin embargo, el exceso de ácido puede causar:
- Acidez estomacal.
- Indigestión.
- Reflujo ácido, que a largo plazo puede provocar esofagitis o daño al esófago.
La clave está en la moderación
Si bien la cerveza es una bebida culturalmente aceptada y disfrutada, es importante consumirla con moderación para evitar problemas a largo plazo. Reducir la frecuencia y la cantidad de consumo puede proteger tu salud digestiva y mejorar tu bienestar general.
Recuerda: Tu sistema digestivo agradece los cuidados que le brindas. Si tienes molestias recurrentes, consulta a un profesional de la salud para un diagnóstico y tratamiento adecuados.