— Redacción El Tiempo
La demencia, una de las principales afecciones del cerebro, ha aumentado su relevancia como problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocupa el séptimo lugar entre las causas de defunción y es responsable de discapacidad y dependencia en personas mayores a nivel mundial.
Aunque suele asociarse con la edad avanzada, existen casos de demencia temprana que pueden ocurrir antes de los 60 años, y sus causas están siendo investigadas por la ciencia. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos destacan que la demencia temprana puede ser provocada por enfermedades como Huntington, Parkinson y Pick, así como por condiciones como la esclerosis múltiple, infecciones (VIH, sífilis, enfermedad de Lyme), parálisis supranuclear progresiva y traumatismos cerebrales. El consumo excesivo de alcohol también es un factor de riesgo.
Un estudio reciente de la Universidad de Exeter (Reino Unido) ha identificado dos factores clave en la demencia temprana: la genética y los hábitos de vida. Mientras que los factores genéticos no se pueden modificar, los hábitos de vida sí, lo que ofrece una oportunidad para prevenir el desarrollo de esta enfermedad en edades tempranas.
Factores de riesgo modificables
Algunos de los factores de riesgo modificables para la demencia temprana incluyen:
- Alimentación deficiente: Dietas ricas en grasas saturadas y bajas en nutrientes esenciales afectan la salud cerebral.
- Falta de ejercicio físico: La inactividad reduce el flujo sanguíneo al cerebro, lo que incrementa el riesgo de deterioro cognitivo.
- Estrés crónico y falta de sueño: Ambos afectan negativamente la regeneración y el funcionamiento del cerebro.
- Consumo excesivo de alcohol y tabaco: Estas sustancias dañan las neuronas y aumentan el riesgo de enfermedades cerebrales.
¿Cómo proteger el cerebro?
La buena noticia es que un estilo de vida saludable puede ayudar a prevenir la demencia temprana. Los expertos recomiendan:
- Mantener una dieta balanceada rica en frutas, verduras, granos integrales y ácidos grasos omega-3.
- Realizar ejercicio físico regularmente, como caminar, nadar o practicar yoga.
- Promover un descanso adecuado, durmiendo entre 7 y 9 horas diarias.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.
- Estimular la mente con actividades como leer, aprender un idioma o resolver rompecabezas.
Aunque los avances en la comprensión de la demencia temprana son alentadores, todavía queda mucho por descubrir sobre los mecanismos subyacentes de esta afección. Sin embargo, estudios como el de la Universidad de Exeter resaltan la importancia de la prevención, alentando a las personas a adoptar hábitos que protejan la salud cerebral desde edades tempranas.