— Sarah Zamora
Santa Priscila formó parte de las primeras comunidades cristianas.
Santa Priscila es una figura venerada en la tradición cristiana, reconocida especialmente en la Iglesia Católica. Aunque los datos históricos sobre su vida son limitados, su importancia está ligada tanto a las primeras comunidades cristianas como a los relatos de la tradición apostólica.
Vida
Santa Priscila vivió durante el siglo I y, según el Nuevo Testamento, formó parte de las primeras comunidades cristianas. Junto con su esposo Áquila, es mencionada en varias epístolas de San Pablo como una mujer de gran fe y compromiso con la difusión del Evangelio.
Priscila y Áquila eran judíos convertidos al cristianismo y trabajaban como fabricantes de tiendas. Se establecieron en Corinto, donde conocieron a San Pablo y colaboraron con él en su ministerio. Posteriormente, se trasladaron a Éfeso y Roma, desempeñando un papel clave en la formación y fortalecimiento de comunidades cristianas en estas ciudades.
Se le atribuye un profundo conocimiento de la doctrina cristiana y un espíritu de hospitalidad, ya que abría su hogar para reuniones y celebraciones de la comunidad. Incluso algunos relatos sugieren que pudo haber sido martirizada por su fe, aunque no hay evidencias históricas concluyentes.
Obra
Santa Priscila es reconocida principalmente por:
- Hospitalidad cristiana: Su hogar se convirtió en una "iglesia doméstica", un lugar clave para la predicación y el culto en tiempos de persecución.
- Evangelización: Junto a su esposo, instruyó a Apolo, un predicador elocuente pero con un conocimiento incompleto del cristianismo, como se relata en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 18:24-28).
- Testimonio de fe: Su vida de servicio y fidelidad a Cristo es considerada un modelo de discipulado activo en las primeras comunidades.
Patronato
Santa Priscila no tiene un patronato oficialmente reconocido, pero se la venera como:
- Una protectora de los matrimonios cristianos, junto con su esposo Áquila.
- Ejemplo para los evangelizadores laicos y aquellos que dedican su hogar a la propagación de la fe.