— Redacción El Tiempo
Uno de los principales desafíos después de la DANA fue asegurar que los servicios de salud continuaran funcionando en las zonas afectadas, especialmente en lo que respecta a los pacientes crónicos, en su mayoría personas mayores, cuyo tratamiento podría haberse visto interrumpido.
Según los datos disponibles, el 76 % de la población de 65 a 74 años en la Comunidad Valenciana padece alguna enfermedad crónica, y en las áreas más afectadas por la catástrofe vive un alto porcentaje de personas mayores de 65 años, quienes están en una situación de gran vulnerabilidad.
La Dra. María Pilar Valero Lance, médica de familia y vicepresidenta de la junta directiva de la Societat Valenciana de Medicina Familiar i Comunitària (SoVaMFiC), señala que "los pacientes crónicos, especialmente los mayores, están expuestos a complicaciones relacionadas con sus patologías, ya que muchos aún no pueden desplazarse a los centros de salud, que están saturados por la demanda de atención de personas más jóvenes que requieren bajas laborales y asistencia por problemas físicos derivados de las tareas de limpieza, así como problemas psíquicos derivados de la catástrofe y las pérdidas sufridas. Además, nuestros pacientes mayores y crónicos también han experimentado estas pérdidas y son mucho más vulnerables a los trastornos en el ámbito de la salud mental."
En respuesta, después de los primeros días de la catástrofe, se implementó un plan para ubicar puntos de atención sanitaria. "Algunos de estos puntos fueron establecidos de forma espontánea por médicos que viven en la zona afectada, y la Conselleria de Sanidad asumió la gestión posteriormente", indicó la Dra. Valero Lance. Dado el alto número de pacientes que dependían de tratamientos diarios, las autoridades pusieron en marcha un protocolo de emergencia para garantizar el acceso a medicación y atención médica esencial en las zonas más impactadas por las inundaciones. Según explicó la Dra. Valero Lance, algunos puntos de atención se establecieron fuera de las áreas más afectadas "para facilitar el acceso a materiales y profesionales desde el exterior, aunque a veces esto dificultaba el acceso a los pacientes". Sin embargo, "este inconveniente se resolvía mediante visitas a domicilio que los profesionales de salud comenzaron a realizar desde el primer día, y la actividad de los centros se ha ido recuperando con el tiempo, aunque no completamente, debido a la falta de mejoras estructurales", aclaró.