— Hector Guerrero
La llegada de la vacuna tranquilizó a la población, reduciendo los decesos, aunque las hospitalizaciones continuaron.
José Alba Galván, cirujano dentista con más de 30 años de servicio, no duda en responder que el Covid-19 fue una emergencia sanitaria demoledora que no debe repetirse.
Hoy, a cinco años y con cerca de 600 decesos en Piedras Negras, evoca esos años complicados en donde precisa que el personal médico y de enfermería fue el primer frente de batalla ante la pandemia.
Transformó todo. Fue de la noche a la mañana. Se frenó la economía, la gente no quería salir de sus casas, existía temor y fue algo muy doloroso.
“Despertabas al día siguiente y te enterabas de que falleció un amigo, un familiar, un conocido, incluso tu mismo vecino de al lado”.
Alba Galván recuerda que hubo disminución de pacientes, solo se atendía en emergencias para salvaguardar la salud de todos y disipar el dolor.
Afortunadamente, la vacuna tranquilizó a la población, hubo disminución inmediata en cuanto a decesos, aunque las hospitalizaciones se siguieron dando.