Múltiples afecciones crónicas pueden convertirse en problemas renales

Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society (JAGS) resalta que, a medida que los adultos mayores experimentan un aumento en el número de enfermedades crónicas, su riesgo de sufrir un declive renal se vuelve más probable y grave.

Esto es especialmente cierto para aquellos con problemas cardíacos y aquellos con múltiples enfermedades crónicas que requieren diversos tratamientos y medicamentos.

El estudio siguió la salud de casi 3,100 adultos mayores en Suecia durante 15 años y buscó patrones de enfermedades crónicas que pudieran aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades renales. Se encontró que más de un tercio (38%) de los adultos mayores a partir de los 65 años experimentan un deterioro renal persistente, lo que puede afectar gravemente su salud y calidad de vida.

Los investigadores identificaron cinco patrones de enfermedades crónicas. Dos de estos patrones no afectaron la salud renal: uno relacionado con problemas psiquiátricos y respiratorios, y otro con personas relativamente sanas. Sin embargo, tres patrones de enfermedades crónicas aumentaron específicamente el riesgo renal:

  1. Problemas cardíacos: Como presión arterial alta, colesterol elevado y enfermedades del corazón, que triplican el riesgo de deterioro renal.
  2. Alta carga de enfermedades crónicas: Aumenta el riesgo renal en un 45%. Un tercio de los pacientes con enfermedad renal crónica al inicio del estudio pertenecían a esta categoría.
  3. Enfermedades que afectan la función cerebral y los sentidos: Aumenta el riesgo renal en un 55%.

Estas enfermedades crónicas pueden dañar los riñones debido a su relación con la diabetes o por la inflamación que provocan. Los investigadores concluyen que el seguimiento de estos patrones de enfermedades a medida que las personas envejecen, junto con una gestión adecuada de las enfermedades crónicas, podría ayudar a mantener la salud renal. Además, sugieren que las personas en riesgo podrían beneficiarse de mayor monitoreo renal, promoción de hábitos saludables y tratamientos farmacológicos adecuados.

 
 

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