Un estudio publicado en el European Heart Journal liderado por Ramón Estruch, de la Universidad de Barcelona y el Hospital Clínic, sugiere que el consumo moderado de vino podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas con alto riesgo de padecerlas.
En lugar de confiar en las respuestas subjetivas de los participantes sobre su consumo de vino, los investigadores midieron el ácido tartárico en la orina, un compuesto presente en las uvas y productos derivados, como el vino, que proporcionó una medida objetiva y fiable del consumo.
El estudio reveló que beber entre medio y un vaso de vino al día podría reducir el riesgo de eventos cardiovasculares hasta en un 50%. Este efecto es incluso mayor que el observado con algunos medicamentos, como las estatinas, lo que sugiere que, en algunos casos, una copa de vino podría tener un efecto protector superior al de las pastillas.
El estudio forma parte de la investigación más amplia PREDIMED, que evalúa los efectos de la dieta mediterránea en personas con alto riesgo cardiovascular. Ninguno de los participantes tenía enfermedades cardiovasculares al inicio del estudio, pero todos tenían factores de riesgo, como diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol alto, tabaquismo u obesidad.
Estruch destaca que el consumo moderado de vino, dentro de una dieta mediterránea, tiene efectos protectores significativos. A diferencia de lo que se pensaba, que el 20% de los beneficios de la dieta mediterránea se atribuían al vino, este estudio sugiere que ese porcentaje podría ser aún mayor.
Sin embargo, los investigadores advierten que estos resultados aplican principalmente a personas mayores y con alto riesgo cardiovascular que siguen una dieta mediterránea. También recalcan la importancia de consumir vino en dosis "aceptables" y acompañado de comida, siendo la cantidad recomendada menor para las mujeres que para los hombres.
Un editorial que acompaña al estudio subraya que, aunque el consumo moderado de vino parece reducir el riesgo cardiovascular, sigue existiendo incertidumbre sobre los efectos del alcohol en la salud, y se requieren más investigaciones para comprender mejor su impacto.