El calamar, aunque es un alimento sabroso y bajo en calorías, puede tener un impacto significativo en los niveles de colesterol.
Un análisis reciente ha revelado que 100 gramos de calamar contienen 187,5 mg de colesterol, lo que supera la mitad del límite diario recomendado por las autoridades sanitarias, que es de 300 mg. Esto significa que consumirlo en grandes cantidades puede triplicar esta cifra, convirtiéndolo en un alimento que debe consumirse con moderación, especialmente en personas con riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, no se debe demonizar completamente el calamar. Si se consume de manera moderada y se elige una forma de preparación más saludable, como al parrillar o al vapor, no tiene por qué ser perjudicial. Combinarlo con alimentos ricos en fibra y mantener una dieta balanceada que incluya frutas, verduras, granos integrales y grasas saludables (como en la dieta mediterránea) es clave para mitigar los efectos negativos del colesterol.
En resumen, el calamar no necesariamente debe ser eliminado de la dieta, pero sí es importante prestar atención a las porciones y a cómo se prepara, para no exceder el consumo recomendado de colesterol.