En las últimas semanas, una misteriosa enfermedad con síntomas similares a la gripe ha cobrado la vida de al menos 75 personas en el suroeste del Congo, lo que ha despertado la preocupación de las autoridades sanitarias y de la comunidad internacional.
Aunque los primeros resultados de laboratorio sugieren que la malaria podría ser la causa principal, la investigación sigue en curso para descartar la presencia de otras enfermedades. El doctor Jean-Jacques Muyembe, director del Instituto Nacional de Investigación Biomédica de Kinsasa, informó que de las doce muestras analizadas, nueve dieron positivo para malaria, aunque la calidad de estas muestras plantea dudas sobre su fiabilidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha confirmado que la mayoría de las muestras analizadas apuntan a la malaria, pero advirtió sobre la posible participación de otras enfermedades en el brote.
El brote ha tenido un alto impacto infantil, afectando principalmente a niños menores de 14 años en la remota región de Panzi, dentro de la provincia de Kwango. Se han reportado 416 casos en hospitales y 31 muertes, además de otras 44 muertes en la comunidad. Los síntomas predominantes incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, tos y anemia, lo que aumenta la vulnerabilidad de los niños en una región marcada por altos niveles de desnutrición y baja cobertura de vacunación.
Ezekiel Kasongo, residente de Panzi, compartió la experiencia de su hijo de nueve años, quien superó la enfermedad tras sufrir fiebre alta y debilidad extrema. “Estábamos muy preocupados debido al número de muertes, especialmente entre los niños, pero gracias a Dios, está fuera de peligro”, dijo Kasongo.
La remota ubicación de Panzi ha dificultado la respuesta rápida. Los expertos del Equipo Nacional de Respuesta Rápida y la OMS tardaron dos días en llegar a la región. Debido a la falta de infraestructura local para pruebas, las muestras fueron enviadas a Kikwit, a más de 500 kilómetros de distancia. Además, Panzi fue escenario de una epidemia de fiebre tifoidea hace dos años y actualmente enfrenta un aumento de la gripe estacional, lo que complica aún más la situación.
La crisis en Panzi expone las desigualdades en salud pública que enfrentan las regiones rurales de países con infraestructura limitada. La combinación de desnutrición, enfermedades infecciosas y un acceso restringido a servicios médicos pone en riesgo a las comunidades más vulnerables. Mientras continúa la investigación, la OMS y las autoridades congoleñas trabajan para identificar con precisión el origen del brote y prevenir futuras tragedias, con la esperanza de una respuesta coordinada que fortalezca los sistemas de salud locales.