El consumo de carne en México actualmente supera la producción local, por lo que las importaciones se han vuelto indispensables.
El aumento de salarios en México está transformando los hábitos de consumo alimenticio de la población, especialmente en el sector cárnico. Según información proporcionada por Comecarne, encabezada por Macarena Hernández, directora general, y Ernesto Salazar, gerente de estudios y comercio, los mexicanos optan cada vez más por cortes de carne de mayor valor, como res y cerdo, dejando atrás el consumo predominante de pollo.
“El incremento en el ingreso familiar en este año, impulsado por el aumento del salario mínimo en un 20 por ciento, ha fortalecido el poder adquisitivo, permitiendo a los mexicanos migrar su consumo hacia proteínas de mayor valor, y en este caso el siguiente producto cárnico a la escala de precios es el cerdo y después le sigue la res”, destacó Hernández.
Hasta el corte de enero-octubre de este año, el consumo de carne de pollo fue de 4 millones 79 mil toneladas, un incremento de 1.9 por ciento respecto al año pasado. Sin embargo, en el mismo periodo el consumo de cerdo creció 6.7 por ciento anual y de carne de res 6.9 por ciento. Durante el periodo de enero a octubre, el consumo de carne en todas sus variedades ha registrado un crecimiento del 4.5 por ciento anual, con una producción que aumentó un 2.4 por ciento pese a los desafíos climáticos como las sequías.
Este año se proyecta que el consumo total superará los 10 millones 224 mil toneladas, destacándose un aumento de 5.6 por ciento en carne de res, 6 por ciento en cerdo y 1.8 por ciento en pollo. La autosuficiencia cárnica del país se ubica en un 78 por ciento, siendo el cerdo la proteína más dependiente de importaciones, con un índice de autosuficiencia del 48 por ciento. De las importaciones totales, el 80 por ciento proviene de Estados Unidos, mientras que países como Canadá y Brasil han ganado relevancia como socios comerciales. Este último dato revela que las importaciones de carne de res han alcanzado un 15 por ciento del total consumido en el país, lo que pone de manifiesto la creciente dependencia del mercado interno hacia la producción extranjera para satisfacer la demanda nacional. “El consumo supera nuestra capacidad de producción interna, por lo que las importaciones juegan un rol crucial”, afirmó Hernández. Además, destacó que la apertura de mercados internacionales y la implementación de programas estratégicos, como el APECIC (Apoyo a la Producción y Exportación de Carne de Calidad), han sido factores clave para garantizar el abastecimiento y contribuir a la estabilidad de los precios en el mercado, permitiendo que estos sean accesibles para la población.
Hernández subrayó que, sin estas medidas, los costos podrían dispararse debido a la presión de la demanda, afectando directamente a los consumidores y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. Este panorama resalta la importancia de continuar fortaleciendo políticas que incentiven tanto la producción nacional como la integración eficiente de las importaciones en la cadena de suministro.