Con respecto a Pasta de Conchos, el Obispo Emérito estalló.
El Obispo Emérito, Raúl Vera López, condenó a Alonso Ancira Elizondo al juicio de Dios por el abandono e irresponsabilidad en Altos Hornos de México al dejar que se fuera a la quiebra con la afectación en la economía, empleo y percepciones de la gente.
Afirmó que cuando Ancira rinda cuentas delante de Dios va a saber lo que es, mientras tanto ahora le vale.
“Es una irresponsabilidad de Ancira”, dijo al referirse a la quiebra de AHMSA, “En su conciencia está y que sepa Ancira que Dios lo va a juzgar, ahorita le vale, le importa un comino, pero cuando se encuentre delante de Dios va a saber lo que es”.
Vera presidió la misa de bendición de coronas de Adviento en la parroquia de Nuestra Señora del Refugio en el sector oriente de Monclova, donde dio un mensaje de esperanza y amor a la gente.
Con respecto a Pasta de Conchos, el Obispo Emérito estalló diciendo que lo que no se perdona a las administraciones como a los dueños de las minas no haber hecho el rescate inmediatamente.
A 18 años de la tragedia comentó que las autoridades lo toman a un juego, porque es un absurdo el rescate, si no se hizo en su momento, hoy es algo que no les importa, realmente solo pasan los sexenios.
Cada vez las condiciones del lugar del accidente se derrumba y los restos están entre de piedras y ttierra,que es difícil el rescate cuando tuvieron la oportunidad de poder hacerlo inmediatamente que pasó el suceso.
“Es la única desgracia minera en donde no se han rescatado las víctimas en más de 100 años y si no lo hicieron en el momento, no les importaba la gente, pasan años y cada día les interesa menos”, expresó Vera.
Acción. Para que no sigan pasando accidentes, los mineros deben organizarse y no entrar a las minas si hay algún riesgo o detectan gas y oponerse a los patrones a quienes solo les interesa el dinero y su beneficio.
Las visitas de los presidentes, como la reciente de Claudia Sheinbaum son alicientes que dan a las familias, pero no les importa.
Al concluir la misa en la parroquia, Vera López bendijo en la puerta todas las coronas y a la gente con quienes convivió con ellos y se tomó fotografías, después le esperaban para una comida en su honor.