La menor quedó a disposición de la PRONNIF.
Un despliegue masivo de recursos, horas de búsqueda y una ciudad conmocionada: todo resultó ser una vil farsa orquestada por Lizeth Fernández Guerrera, abuela de Kimberly Jaqueline, quien durante cinco días ocultó a la menor en su casa mientras acusaba públicamente a su propia hija y a su pareja de ser responsables de la supuesta desaparición.
La verdad salió a la luz tras una exhaustiva investigación por parte de la Agencia de Investigación y Litigación de la Fiscalía de Personas Desaparecidas Región Centro. Los agentes descubrieron que Fernández Guerrera no solo mantuvo a la niña incomunicada en su vivienda de la colonia Asturias, sino que también organizó una rueda de prensa para señalar falsamente a la madre de la menor y al padrastro.
Lizeth Fernández no escatimó en dramatismo para ganar atención mediática. Con lágrimas en los ojos, convocó a medios locales y nacionales, exigiendo justicia contra su hija y su pareja, mientras la pequeña Kimberly permanecía escondida en su casa, privada incluso de su celular.“Es inaudito. Toda la ciudad estaba buscando a una niña desaparecida, cuando en realidad estaba en la sala de su abuela, incomunicada. Esta persona no solo manipuló la situación, sino que intentó arruinar la vida de su hija con falsas acusaciones”, señaló un agente de la Fiscalía visiblemente indignado.
Recursos malgastados. El despliegue que la abuela provocó implicó un gasto importante de recursos que pudieron destinarse a casos de emergencia real. “Este tipo de acciones no solo son inmorales, sino que también afectan a familias que verdaderamente necesitan nuestra ayuda”, agregaron las autoridades.
Ahora, Fernández Guerrera enfrentará consecuencias legales por su engaño, mientras que Kimberly Jaqueline será puesta bajo la custodia de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF). Este organismo investigará a fondo los motivos de la abuela para ocultar a la menor y lanzar acusaciones infundadas contra su hija.
Este caso ha desatado una ola de indignación en Monclova, no solo por el abuso de los recursos públicos, sino por la traición de una abuela hacia su propia familia. La Fiscalía aseguró que no permitirá que estas acciones queden impunes y continuará investigando para garantizar justicia.
Lizeth Fernández Guerrera no solo engañó a las autoridades, sino que puso en jaque la confianza de una comunidad que se volcó en busca de una niña que nunca estuvo en peligro real. Ahora, deberá responder por sus actos ante la ley.