¿Inmersión fría o baño caliente? ¿Qué es lo mejor para los músculos adoloridos?

Un estudio reciente sugiere que sumergirse en agua caliente después del ejercicio puede ser más beneficioso que los baños fríos para mejorar el rendimiento deportivo. Mientras que los baños fríos son efectivos para reducir la inflamación, hinchazón y fatiga muscular, los baños calientes parecen favorecer la recuperación y la mejora en la producción de potencia muscular, especialmente en deportes que requieren múltiples sesiones en un día.

Los investigadores, liderados por Mamoru Tsuyuki, realizaron un estudio con un pequeño grupo de atletas de resistencia. Después de un ejercicio intenso, algunos atletas se sumergieron en agua fría (a 59 grados Fahrenheit) y otros en agua caliente (a 104 grados Fahrenheit). Los resultados mostraron que los atletas que usaron agua caliente saltaron más alto y mostraron mejores niveles de recuperación muscular.

El calor ayuda a aumentar el flujo sanguíneo a las fibras musculares dañadas, acelerando su reparación y fortalecimiento. Según Tsuyuki, esto es especialmente útil en deportes que tienen una pausa, como el medio tiempo en un partido. Por otro lado, aunque los baños fríos son populares por su capacidad para reducir el dolor muscular, no siempre favorecen el rendimiento en ejercicios subsecuentes.

Expertos como el Dr. Spencer Stein y David Putrino coinciden en que ambos tipos de inmersión tienen beneficios, y que la elección entre calor o frío depende de las necesidades individuales y del tipo de actividad. Para quienes opten por baños calientes, la recomendación es sumergirse en agua de 98 a 104 grados Fahrenheit durante 10 a 20 minutos, y para los fríos, en agua de 50 a 59 grados por 10 a 15 minutos.

Aunque los hallazgos son preliminares, estos resultados podrían influir en las estrategias de recuperación utilizadas por los atletas en el futuro.

 
 

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