Las nuevas directrices de la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de Accidentes Cerebrovasculares han identificado a varios grupos de personas con un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), especialmente las mujeres que tuvieron hipertensión durante el embarazo o que entraron en la menopausia antes de los 45 años. Estos grupos de alto riesgo son el foco de las pautas, que también incluyen recomendaciones para pacientes con diabetes, sugiriendo nuevos medicamentos para bajar de peso, como los tratamientos con GLP-1, debido a su vínculo con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas.
El Dr. Alexis Simpkins, profesor asociado de neurología de Cedars-Sinai, destacó que el objetivo de las nuevas directrices es promover la salud cerebral y reducir el riesgo de ACV, para permitir que las personas vivan vidas largas y saludables. Las pautas buscan guiar a los pacientes y médicos en la prevención de un primer ACV, poniendo especial énfasis en controlar la hipertensión y recomendando metas más agresivas para la presión arterial. También se subraya la importancia de mantener un peso saludable, reducir el consumo de sal y, si es necesario, utilizar medicamentos adicionales para cumplir con estos objetivos.
Las directrices fomentan una dieta saludable, especialmente la dieta mediterránea, que incluye frutas, verduras, cereales integrales, mariscos y grasas saludables como el aceite de oliva. Además, subrayan el riesgo elevado de ACV en ciertas mujeres, como aquellas con endometriosis, aquellas cuyos ovarios dejan de funcionar antes de los 40 años, y las que desarrollaron hipertensión durante el embarazo. Las mujeres transgénero que reciben terapia hormonal de afirmación de género también están en riesgo más alto de ACV.
A pesar de que no se entienden completamente las causas del mayor riesgo en casos de endometriosis y menopausia precoz, los expertos sugieren que estas personas deben tener conversaciones específicas sobre su riesgo de ACV con sus proveedores de atención médica y desarrollar planes para gestionarlo.
Las directrices también instan a considerar los determinantes sociales de la salud al evaluar el riesgo de ACV, como la raza, los ingresos, el acceso a alimentos saludables y atención médica, y las oportunidades para hacer ejercicio.
Cada año, más de 140,000 estadounidenses mueren a causa de un ACV. La Dra. Shlee Song, neuróloga y codirectora del Programa Integral de ACV de Cedars-Sinai, mencionó que seguir las estrategias de prevención del ACV del Life's Essential 8 de la Asociación Americana del Corazón puede ayudar a reducir el riesgo de ACV y mejorar la salud en general. Estos ocho factores incluyen no fumar, mantener una dieta saludable, hacer ejercicio, controlar el peso, dormir bien, monitorear la presión arterial, el colesterol y el azúcar en la sangre.
En resumen, estas nuevas directrices apuntan a mejorar la prevención del ACV, especialmente entre los grupos de mayor riesgo, y enfatizan la importancia de abordar tanto los factores biológicos como los sociales para reducir la prevalencia de esta condición.