Hace cerca de 1,8 millones de años, un joven homínido dejó un vestigio esencial para entender nuestra evolución. En los dientes hallados en Georgia, los científicos descubrieron patrones que combinan el rápido desarrollo de los grandes simios con una fase de maduración más prolongada, similar a la de los humanos actuales.
Este descubrimiento fue posible gracias al análisis exhaustivo realizado por un equipo internacional, cuyos hallazgos fueron publicados en la revista Nature. Los dientes de este homínido ofrecen una visión sobre cómo los primeros miembros del género Homo equilibraban un crecimiento acelerado con una etapa infantil más extensa.
Cómo los dientes revelan la evolución humana
Al igual que los anillos de los árboles, los dientes fósiles conservan un registro de su crecimiento, lo que permite a los investigadores estudiar las etapas de desarrollo de los primeros homínidos. El equipo se centró en los fósiles hallados en Dmanisi, Georgia, uno de los yacimientos más valiosos para la paleoantropología.
El análisis mostró que un joven homínido que murió antes de llegar a la madurez dental presentaba tasas de crecimiento rápido similares a las de los simios actuales. Sin embargo, también se detectó un retraso en el desarrollo de los dientes posteriores, algo más característico de los humanos modernos. Este patrón, denominado “estirón tardío,” es crucial para entender cómo evolucionó el crecimiento humano.
¿Por qué una infancia prolongada?
Uno de los grandes misterios de la evolución humana es por qué nuestra especie dedica tantos años a la infancia en comparación con otros primates. Esta etapa prolongada permite la adquisición de habilidades sociales y cognitivas en un entorno complejo.
La “hipótesis de la abuela” ofrece una posible explicación: según esta teoría, los abuelos en las primeras sociedades humanas desempeñaban un papel esencial en la crianza, lo que permitía que los niños se desarrollaran más lentamente mientras las madres y otros adultos colaboraban en su cuidado.
Implicaciones de este hallazgo
Este análisis de los dientes fósiles no solo proporciona datos sobre el crecimiento de los primeros homínidos, sino que también abre nuevas líneas de investigación sobre la importancia de las estructuras sociales tempranas en la evolución humana.
La combinación de maduración temprana y prolongada es una característica distintiva de los humanos, y este estudio sugiere que ya estaba presente en los primeros homínidos fuera de África.
En resumen, los dientes fósiles de Dmanisi ofrecen una visión única de nuestra evolución, ayudándonos a comprender cómo nuestras características físicas y sociales comenzaron a desarrollarse hace millones de años.
“Esto sugiere que los dientes de leche se utilizaron durante más tiempo que en los grandes simios y que los hijos de esta especie primitiva de Homo dependían del apoyo de los adultos durante más tiempo que los de los grandes simios,” afirmó Marcia Ponce de León, de la Universidad de Zúrich, quien también participó en la investigación, según un artículo de Phys Org.