Descubre cómo la neurociencia transforma nuestra visión del cerebro

El cerebro humano, una estructura compleja y asombrosa, no solo se encarga de regular nuestras funciones vitales, sino que también se adapta y evoluciona en respuesta a los estímulos externos.

Diego Redolar, director del Cognitive Neurolab de la Universitat Oberta de Catalunya, explica cómo las experiencias, los hábitos y el estrés influyen en el funcionamiento cerebral. En esta entrevista, profundiza en la plasticidad neuronal, el aprendizaje y el impacto de la tecnología en nuestras capacidades cognitivas.

¿Cómo se adapta el cerebro a los cambios?
La plasticidad cerebral, que se había asociado principalmente con la infancia, sigue activa durante toda la vida. Esta capacidad permite al cerebro adaptarse a nuevas situaciones, optimizando las respuestas y garantizando nuestra supervivencia. Según Redolar, esta flexibilidad ha sido crucial para la evolución humana, permitiéndonos ajustarnos a entornos cambiantes.

Un ejemplo de esto es la amígdala, que se encarga de procesar señales de peligro. En situaciones adversas, se vuelve más reactiva, mientras que en contextos seguros su actividad disminuye. No obstante, esta adaptabilidad también puede dar lugar a trastornos como la ansiedad, cuando el cerebro percibe amenazas que no existen.

¿Cómo afectan las rutinas y la tecnología al cerebro?
Redolar resalta que actividades simples como caminar estimulan la neurogénesis, especialmente en el hipocampo, una área clave para la memoria. En cuanto a la tecnología, el uso intensivo de dispositivos móviles altera la representación motora de los dedos en la corteza cerebral. Además, los videojuegos, a pesar de la controversia que generan, mejoran habilidades cognitivas como la atención y la memoria espacial.

El aprendizaje y los genes: ¿cómo influyen?
Aunque el cerebro mantiene la capacidad de aprender a lo largo de la vida, esta se vuelve más difícil con la edad debido a la maduración de estructuras cerebrales críticas. Por ejemplo, aprender un idioma de adulto es más desafiante, especialmente en lo que respecta a la entonación.

Redolar también menciona que factores como el estrés y el cortisol pueden activar o inhibir genes cerebrales. El impacto de estas sustancias varía según el contexto y la percepción de la persona, lo que demuestra que el entorno emocional desempeña un papel crucial en la regulación genética.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud cerebral?
Para optimizar el funcionamiento cerebral, Redolar recomienda:

  • Ejercicio físico: Caminar diariamente fomenta la creación de nuevas neuronas.
  • Sueño reparador: Ayuda a eliminar los desechos metabólicos acumulados en el cerebro.
  • Actividad cognitiva: Leer y aprender fortalece la memoria y la plasticidad cerebral.
  • Redes sociales: El apoyo emocional ayuda a mitigar los efectos negativos del estrés.

La combinación de estos factores contribuye a mantener un cerebro saludable y a prevenir trastornos como la depresión.

Diego Redolar nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones cotidianas impactan en la salud cerebral. Comprender cómo las rutinas, el entorno y las emociones afectan al cerebro es esencial para mejorar nuestro bienestar.

 
 

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