La neumonía y la bronconeumonía siguen siendo un problema de salud pública en México, afectando a cientos de miles de personas, especialmente a los grupos más vulnerables.
La neumonía es una infección que causa inflamación en los pulmones, generalmente provocada por la bacteria Streptococcus pneumoniae (neumococo). En 2023, México reportó más de 120,000 casos de neumonía y bronconeumonía, según datos del Sistema de Vigilancia Epidemiológica.
Estas infecciones, que afectan tanto a los pulmones como a otras áreas del cuerpo, pueden ser muy peligrosas si no se tratan adecuadamente.
El neumococo no solo causa neumonía, sino que también puede originar meningitis, bacteriemia, infecciones en el oído y sinusitis. Se transmite fácilmente a través del contacto directo con saliva o secreciones nasales de personas infectadas, lo que facilita su propagación en lugares como escuelas, hospitales y comunidades.
Neumonía en personas vulnerables
Los grupos más afectados son los niños menores de cinco años, los adultos mayores de 65 años y las personas con enfermedades crónicas como problemas cardíacos, diabetes o sistemas inmunológicos debilitados.
Prevención y vacunación: fundamentales para reducir riesgos
El sistema de salud de México ha implementado una estrategia de vacunación para proteger a las personas más vulnerables, quienes enfrentan un mayor riesgo de complicaciones graves, hospitalización e incluso la muerte. La vacuna contra el neumococo es esencial, ya que reduce la tasa de infecciones graves y alivia la presión sobre el sistema de salud, disminuyendo hospitalizaciones y muertes.
Además de los beneficios para la salud, la prevención de infecciones neumocócicas tiene un impacto económico positivo, ya que ayuda a reducir los costos médicos y el ausentismo laboral. Invertir en programas de vacunación y prevención es clave para mejorar la calidad de vida y reducir la carga financiera en el sector salud.
Para prevenir el contagio, las autoridades sugieren medidas como evitar el contacto cercano con personas enfermas, lavarse las manos con frecuencia y no compartir utensilios o bebidas. Estas acciones, combinadas con la vacunación, son esenciales para controlar y disminuir los casos, especialmente durante la temporada de frío, cuando las infecciones respiratorias aumentan.