En Argentina, el uso de terapias cuádruples, con o sin bismuto, y la terapia secuencial con zinc como primera línea de tratamiento para la erradicación de Helicobacter pylori mostró una efectividad superior al 90 %.
Se realizó un análisis de datos de 727 adultos (edad media: 48,6 años; 66 % mujeres) que participaron en el Registro Argentino H. pylori (RegArg-Hp), un registro prospectivo y multicéntrico que recopila información real sobre el manejo local de la infección. Los participantes tenían infección activa documentada por H. pylori, habían recibido un tratamiento empírico de erradicación inicial y fueron evaluados postratamiento mediante pruebas como el test de aire espirado con urea marcada o la detección de antígenos fecales. Se excluyeron aquellos que no fueron evaluados al menos 4 semanas después del tratamiento.
El análisis comparó la efectividad de los tratamientos cuádruples frente a los triples.
Las principales indicaciones para el tratamiento de H. pylori fueron dispepsia funcional (77,9 %) y úlcera gastroduodenal (12,4 %). El diagnóstico pretratamiento se realizó principalmente por endoscopia y biopsia con tinciones especiales en el 92 % de los casos. El control de erradicación se hizo por pruebas de antígenos fecales o el test de aire espirado con urea marcada en el 62 % y 38 % de los participantes, respectivamente.
Los esquemas cuádruples, tanto con como sin bismuto, fueron los más utilizados como primera opción terapéutica, alcanzando tasas de erradicación superiores al 90 %, al igual que la terapia secuencial con zinc. El esomeprazol fue el inhibidor de la bomba de protones (IBP) más prescrito (50 %), seguido de pantoprazol (25 %) y lansoprazol (15 %), todos indicados a dosis doble.
Al comparar la efectividad de los tratamientos cuádruples (concomitante, con bismuto, secuencial con zinc) frente a las terapias triples (clásica, con levofloxacina o con metronidazol), se observó una diferencia significativa en las tasas de erradicación: 95 % para los esquemas cuádruples frente al 78,9 % para los triples (odds ratio (OR): 4; intervalo de confianza (IC) 95 %: 2,4 a 6,7; p< 0,001).
Un 29 % de los pacientes reportaron al menos un evento adverso, siendo los más comunes (>2 %) náuseas, vómitos, diarrea, sabor metálico y dolor abdominal. La mayoría fueron transitorios y de intensidad leve.
Con base en estos resultados, el equipo concluye que para obtener tasas de erradicación superiores al 90 %, es necesario utilizar terapias cuádruples, ya que son los únicos esquemas que consistentemente logran estas tasas. Las terapias más efectivas fueron la cuádruple concomitante sin bismuto durante 14 días (IBP, amoxicilina, claritromicina y metronidazol) y la cuádruple con bismuto durante 10 días (IBP, bismuto, tetraciclina y metronidazol). La terapia secuencial con zinc muestra un gran potencial, pero se requieren más datos antes de recomendarla como primera línea en Argentina, según los autores del artículo.