Cada año, miles de toneladas de cáscaras de aguacate se desechan, pero lo que muchos consideran solo un residuo es, en realidad, una fuente valiosa de salud y sostenibilidad. Un estudio reciente del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha revelado el potencial terapéutico de estas cáscaras, lo que podría transformar tanto la medicina como la industria alimentaria.
La cáscara de aguacate, lejos de ser solo un desecho, contiene compuestos bioactivos como la epicatequina y el ácido clorogénico, conocidos por sus fuertes propiedades antioxidantes. Emir Martínez Gutiérrez, el investigador principal del proyecto en Cinvestav Irapuato, ha demostrado que estos compuestos pueden ayudar a tratar enfermedades vinculadas al estrés oxidativo, como la diabetes y el cáncer. Los resultados del estudio sugieren que estos compuestos son capaces de neutralizar los radicales libres que dañan las células y tejidos, lo que ayuda a retrasar el envejecimiento y combatir enfermedades graves como el cáncer y la inflamación crónica.
Además, el ácido clorogénico ofrece beneficios adicionales, como la protección cardiovascular, el cuidado cerebral y la prevención de la obesidad.
Beneficios más allá de la salud
La cáscara de aguacate no solo ofrece ventajas para la salud humana, sino que también tiene aplicaciones en la industria alimentaria. Según investigaciones publicadas en la revista Food and Health, el extracto de cáscara de aguacate es eficaz contra bacterias dañinas como Listeria innocua y Escherichia coli. Combinado con nisina, un conservante natural, este extracto puede funcionar como un conservante alimentario, ideal para mantener los productos frescos y seguros sin necesidad de aditivos artificiales, lo que está siendo cada vez más demandado por los consumidores.
Además, se ha demostrado que ayuda a preservar productos cárnicos, evitando la oxidación de lípidos y proteínas y manteniendo su color, lo que convierte a la cáscara de aguacate en una opción natural y sostenible frente a los conservantes químicos.
Los usos innovadores de la cáscara de aguacate no se detienen aquí. También se ha explorado su transformación en una bebida funcional, similar al té de mate, rica en compuestos fenólicos y con un alto poder antioxidante. Esta bebida conserva sus propiedades durante el almacenamiento, lo que abre la posibilidad de comercializarla como un té saludable y sostenible.
Por último, la cáscara de aguacate también se utiliza para producir carbón activado, un recurso económico y efectivo en el tratamiento de aguas residuales de la industria cafetera. Este carbón activado, comparable al comercial, es una alternativa más ecológica, permitiendo la producción de agua adecuada para riego y contribuyendo a prácticas industriales más limpias y sostenibles.