Miles de familias completas acuden puntualmente el Día de Muertos al panteón, pero también en el cumpleaños de su ser querido, además del Día de la Madre o del Padre.
A medida que se aproximaba el Día de Muertos, las familias de Piedras Negras se preparaban para honrar a sus seres queridos que habían partido, convirtiendo la visita al panteón en un ritual significativo de amor y recuerdo. En este contexto, la familia Martínez tomó la iniciativa de preservar esta importante tradición mexicana, asegurándose de que cada año sus hijos aprendieran sobre la importancia de recordar a quienes dejaron un legado.
El fin de semana anterior al Día de Muertos, Doña Elena Martínez, de 55 años, llegó al Panteón Municipal Villa de Fuente acompañada de sus hijas, Laura y Sofía. “Vinimos cada año a recordar a nuestros abuelos y a mi madre”, compartió Elena mientras colocaba un hermoso ramo de flores sobre la tumba de su madre. Para Elena, estas visitas eran una forma de mantener viva la memoria de sus seres queridos y de transmitir esa herencia a sus hijas.
Prácticas. La familia no se limitó a rendir homenaje solo en el Día de Muertos. “También venimos en ocasiones especiales, como el Día de las Madres y en los aniversarios de fallecimiento, para celebrar la vida de quienes han estado con nosotros”, comentó. Esta práctica no solo honró la memoria de sus seres queridos, sino que también reforzó los lazos familiares, creando un espacio para el recuerdo y la reflexión. Laura, la hija mayor de 20 años, expresó su deseo de que las nuevas generaciones comprendieran la importancia de estas tradiciones. “Es fundamental que nuestros hijos sepan de dónde vienen y mantengan viva la memoria de nuestros antepasados”, afirmó con convicción. Laura sintió que participar en estas ceremonias le permitía sentirse más conectada con su historia familiar.
Adornar. Sofía, la más pequeña, disfrutó del tiempo que pasó en el panteón, ayudando a limpiar y adornar la tumba con flores coloridas. “Me encanta venir aquí porque puedo sentir que estoy cerca de ellos”, dijo, sonriendo mientras acomodaba los arreglos florales. Para Sofía, el acto de limpiar y decorar no era solo un deber, sino un gesto lleno de cariño hacia sus seres queridos.
Mientras la familia Martínez compartía anécdotas y risas en honor a sus difuntos, Elena reflexionó sobre el significado profundo de la tradición. “A través de estas visitas, les mostramos a nuestros hijos que aunque físicamente no estén, siempre vivirán en nuestros corazones”, concluyó con emoción, reforzando el legado familiar de generaciones.